jueves, 3 de mayo de 2012


LA RENOVACIÓN TEATRAL, SIGLO XX
Introducción
Durante todo el s. XX se produce una constante renovación de las tendencias escénicas, dominadas hasta ese momento por un teatro de corte realista y naturalista. Esa renovación teatral no va en una única dirección, sino en varias.

Las razones que explican por qué al teatro europeo del s. XX busca nuevas formas de expresión son las siguientes:
a. Aplicación a los montajes teatrales de los progresos técnicos e industriales.
b. Popularización del cine: En su origen, el cine se ve muy influido por el teatro, hasta el punto de que en muchos casos las películas se redujeron a la filmación de obras de teatro pero muy pronto el proceso se invierte y comienzan a emplearse en los montajes teatrales técnicas que provenían del cine (juegos de luces, sonidos, etc...).
Además, como el cine parte de un punto de vista más “realista y naturalista”, el teatro intentó buscar otros contenidos y formas de expresión para no entrar en competencia directa con el cinematógrafo.
c. Otro motivo que explica los constantes intentos de renovación teatral durante el s.XX, tiene que ver con la importancia que fue adquiriendo en el teatro contemporáneo el director de escena que, en muchos casos, acabará imponiendo sus ideas a actores y autores.
d. Por último, la rapidez de las comunicaciones posibilita que las innovaciones lleguen más rápidamente de un lugar a otro.

Todas estas razones explican los distintos intentos de acabar con el teatro anterior. Las propuestas son múltiples, aunque antes de abordarlas conviene tener en cuenta lo ocurrido en este género a finales del siglo XIX.
El teatro realista
  La irrupción del Naturalismo a finales del siglo XIX supone el primer paso para la renovación teatral. Autores como August Strindberg o Henrik Ibsen empiezan a hacer un teatro de denuncia social introduciendo los aspectos más duros de la realidad que los rodea: maltrato infantil, la condición de la mujer, la hipocresía, las condiciones de trabajo, la libertad individual, etc. Es un teatro realista opuesto en su intención al teatro que triunfa en el Realismo, la alta comedia, género representativo del teatro de evasión y  comercial  que se pliega a los  deseos del público burgués.
También hay que situar aquí otros factores que revolucionaron el género como la aparición de los  primeros grupos teatrales independientes y la importancia que, a partir de ellos, adquirirá la figura del  director escénico (entre esos grupos,  cabe destacar al Teatro de Arte de Moscú, el más duradero e influyente, gracias a las teorías interpretativas de su director Stanislavski y su colaborador  Meyerhold. Su teoría, conocida como «método Stanislavski», se oponía totalmente al énfasis declamatorio de la época, y se basa en la profundización psicológica en el personaje)
Henrik Ibsen (1828-1906), noruego, es el creador del drama realista moderno; destaca por su capacidad para profundizar en la psicología de los personajes y por su implicación con las realidades sociales de su tiempo.  Su obra más conocida, Casa de muñecas (1879) plantea el tema de los derechos de la mujer pero, de una forma más general, la búsqueda de la propia personalidad y el valor de luchar contra las mentiras y la hipocresía y descubrir quién es uno mismo y los demás asumiendo las consecuencias que este descubrimiento tenga.
August Strindberg (1849-1912), sueco, destaca por su implicación en cuestiones sociales y políticas.  Sus temas recurrentes son la crítica a las instituciones de la época, la decadencia de la sociedad, la lucha de sexos, etc. Renueva  la técnica teatral simplificando la escenografía y eliminando la división en tres actos.  Hace un eficaz uso del monólogo  y reinventa el diálogo, aproximándolo al de la vida real, irregular, repetitivo, inacabado. Obras: El padre (sobre la crueldad del matrimonio) y La señorita Julia ( sobre la lucha de las clases inferiores por cambiar su suerte)
Junto a estos autores destacan también:
 Anton Chejov, impulsor del nuevo teatro ruso, con obras como La gaviota, Tío Vania y El jardín de los cerezos.
Oscar Wilde, cuya vida fue un enfrentamiento permanente con la moral puritana e hipócrita de su época. Destacan sus  comedias de ambiente burgués que, además de retratar los valores de la sociedad inglesa -de rígidas costumbres que Wilde no deja de criticar-, brillan por el ingenio, el humor y la agilidad en los diálogos. Obras: La importancia de llamarse Ernesto, Un marido ideal, Una mujer sin importancia.
Tendencias del teatro en el siglo XX
La renovación teatral en el siglo XX se produjo más lentamente que en otros géneros por la resistencia a las novedades de los empresarios y el público pero las siguientes innovaciones fueron modificando sustancialmente el desarrollo de las obras y la puesta en escena:
Se aparta del realismo dando cabida a lo onírico y al absurdo.
Introduce rupturas espaciales y temporales.
Persigue, bien la participación, bien el distanciamiento del público.
Incluye todo tipo de novedades escenográficas.
Según por donde discurran esas innovaciones, a lo largo del siglo nos encontramos con  diversas modalidades o corrientes:

1. Teatro simbolista.El teatro simbolista pretende crear en la escena atmósferas poéticas, sugerir misterios, expresar lo que la realidad esconde tras su apariencia.Su máximo representante europeo es Meyerhold. En España, en mayor o menor medida, siguen esta tendencia algunos autores del 98 (Unamuno y Jacinto Grau, fundamentalmente) y del 27 (García Lorca, Alberti).

2. Teatro expresionista.
Nace en Alemania tras la primera guerra Mundial, entre el pesimismo de la gente y una grave crisis económica. Se trata de una tendencia que busca presentar una realidad distorsionada, deformada. En estas obras se acentúa la teatralidad de la escenografía y de la interpretación para que la obra no pueda caer en un realismo fácil.
Puede considerarse influido por esta corriente a Valle- Inclán, especialmente con sus “esperpentos”.

3. Teatro surrealista.Pretende romper con el teatro realista mediante la introducción de lo ilógico, del absurdo y lo irracional. En esta forma pueden ser destacados algunos autores españoles, como García Lorca, con sus obras El público y Así que pasen cinco años.

4. Teatro de la crueldad.
Antonin Artaud fue un director de escena y teórico del teatro con un concepto muy revolucionario del arte escénico. Este debe ser un espectáculo total, integrado por el texto literario(al que daba poca importancia) y  también por la música, las luces, los gestos, el maquillaje y cualquier otro código extralingüístico que pudiera usarse.  Pretende recuperar con sus espectáculos los orígenes del teatro (ceremonia religiosa, rito, fiesta,...), y para eso introduce en ellos elementos mágicos, religiosos, festivos (bailes, música,...) que invitan al espectador a liberarse. Además  pretende acabar con la pasividad del espectador tradicional, provocándolo con imágenes violentas (de ahí el nombre de “teatro de la crueldad”) y obligándolo a participar en el proceso de comunicación bilateral que Artaud pretende que sea el teatro.

5. Teatro existencial
Tras la Segunda Guerra Mundial , la situación de desorientación moral tras la magnitud de la tragedia vivida por millones de seres humanos, lleva a que muchos autores se centren en  temas en torno a la angustia existencial y a la desesperación ante un futuro poco halagüeño. El teatro existencialista profundizará en su preocupación por el individuo, recurriendo a los símbolos, la inverosimilitud de las acciones y de los personajes. Autores destacados de este teatro fueron Albert Camus,  Jean Paul Sartre y, en cierta medida, el italiano Luigi Pirandello
Pirandello propone en sus obras  la creencia o posibilidad de que la existencia no sea sino un artificio, una gran simulación que cede el verdadero protagonismo a la realidad que descansa en la ficción. Esta sería más real y provocaría una paradoja para el ser humano que tendría verdaderas dificultades para llegar a conocerse a sí mismo. Su  obra más representativa es  Seis personajes en busca de autor (1921)  La influencia de Pirandello es fundamental para entender a los autores del teatro del absurdo.

6. Teatro del absurdo.Tiene en común con la corriente existencialista  la preocupación por el individuo y la sociedad, pero, a diferencia de dicha corriente, el teatro del absurdo no propone acciones ni compromiso,  se limita a criticar la situación. Se abandona la lógica para enfrentar al espectador al absurdo puro a base de argumentos disparatados, con diálogos repetitivos y situaciones humorísticas, que pretenden reflejar el sinsentido de la condición humana. En cuanto a técnicas, estructura y estilo recurre a la caricaturización, la hipérbole, las imágenes oníricas y la concentración de acontecimientos en obras de un solo acto.
Esta tendencia teatral tiene su origen en Francia a partir de la década de los 50. Sus autores más representativos son Eugene Ionesco y Samuel Beckett ( a los que se añaden Jean Genet y Fernando Arrabal)  y tiene como precursor a principios de siglo a Alfred Jarry (también asociado al teatro surrealista)
   La obra de A. Jarry  más influyente es Ubú rey, una farsa cuyos  grotescos personajes parecen marionetas que representan la ignorancia, la ambición y el abuso de poder. La deformación, la abstracción y el humor son instrumentos de los que se sirve el autor para criticar el autoritarismo. A pesar de las protestas que su estreno levantó entre  el público, Jarry continuó la historia con dos obras más,  Ubú encadenado y Ubú en la colina, formando una trilogía que parodia las trilogías de la tragedia griega.
Eugéne Ionesco (1912-1994) pretende mostrar lo absurdo de muchas de las circunstancias cotidianas de la vida humana, especialmente aquellas más dramáticas. Su propia experiencia vital contribuye a la elaboración de sus piezas. Sus obras más destacadas son: La cantante calva (1950), donde unos personajes de lo más variopinto entrelazan diálogos sin decir nada absolutamente;  Las sillas (1952), donde unos personajes inexistentes establecen un coloquio;o  El rinoceronte (1959), obra que muestra la transformación angustiosa de los habitantes de una ciudad en rinocerontes.
Samuel  Beckett (1906-1989) es autor de una obra clave,  Esperando a Godot  (1953): Dos personajes sobre las tablas transfieren al espectador la angustia por la espera de algo o alguien que nunca llega. Mientras tanto se suceden alusiones directas a  temas eternos de la literatura y la filosofía: la muerte, la amistad, el amor, el paso del tiempo, la opresión, el maltrato al ser humano... El humor amargo es parte inseparable de esta obra de Beckett, de igual modo que lo es el juego con el lenguaje y los significados, las pausas, las preguntas retóricas y  aquellas que no esperan conversación


7.Teatro político-social.Muchos autores del siglo XX conciben el teatro como un medio para transformar la sociedad, para expresar una concepción dialéctica de la vida y el mundo. Esta forma de entender el teatro también supone una ruptura con el teatro naturalista que, ideológicamente, es muy conservador.
Además del teatro épico de Bertold Brecht , se sitúa en esta corriente el director de escena alemán Erwin Piscator, que destacó por sus aportaciones a la escenografía. Lo que él busca con sus montajes es dar testimonio, denunciar las situaciones de miseria o injusticia. Esa denuncia le interesa mucho más que la calidad artística del espectáculo. El suyo es un teatro muy politizado, de claro adoctrinamiento en la teoría marxista.

7.1. El teatro épico de Bertold Brecht.
Bertolt Brecht (1898-1956), como el autor anterior, concibe el teatro como arma de lucha social ; es un teatro político y didáctico con el que intenta concienciarnos de la necesidad de trasformar la sociedad. Los temas centrales de sus obras son el poder, la guerra y la justicia. Sus títulos más representativos son: Galileo Galilei, Madre Coraje y sus hijos, El círculo de tiza caucasiano.
Brecht entiende que el teatro debe ser consecuente con el momento histórico que uno vive; por esa razón su teatro debe ser racional, científico, preciso y objetivo, porque eso- según Brecht- es lo que define su época. En el contenido de sus obras  destacan una serie de elementos temáticos, como son:
a. Reflejo de la condición del ser humano en medio de las contradicciones sociales.
b. La sociedad y la vida se van a definir por una lucha constante, lucha que, en última instancia, se producirá entre el bien y el mal.
c. El mundo siempre aparecerá dominado por la explotación de los más débiles y por el dinero.
d. Los protagonistas de sus obras no son héroes perfectos, sino seres contradictorios (un poco “buenos”, pero también un poco “malos”) o, incluso, negativos.
e. Sus obras adoptan la forma de parábolas que encierran un sentido crítico. La enseñanza, la “moraleja”, nunca es evidente ni directa, sino que debe ser extraída por el propio espectador, deduciéndola de la actuación de los personajes.
Para conseguir sus objetivos, Bertold Brecht empleará lo que él mismo llamó método del distanciamiento”, según el cual el público nunca debe involucrarse en la acción representada para que siga manteniendo su capacidad de reflexión y crítica ante lo que está viendo. Para conseguir ese distanciamiento entre el público y la obra representada, Brecht se vale de algunos recursos escénicos:
a. Contar de antemano lo que va a suceder, para que el espectador no se deje llevar por la intriga del argumento.
b. Romper la acción mediante canciones en cuyas letras se invita al público a reflexionar sobre algunos de los aspectos tratados en la obra.
c. Hacer aparecer en escena carteles que inviten a la reflexión o que sirvan para subrayar algunas de las ideas vertidas por boca de los actores.
d. Utilización de una escenografía antirrealista, así como el empleo de máscaras que cubran las caras de los actores, con lo que puede dificultarse la identificación de espectador y personaje.
e. Exageración de la teatralidad en la interpretación.

7.2 Realismo crítico de los “jóvenes airados”
Frente al teatro comercial y exitoso de la comedia burguesa que triunfa a finales de los 50 en Gran Bretaña, aparece una corriente de intelectuales, contrarios a la moral imperante y a las condiciones sociales de posguerra. El estreno en 1956 de Mirando atrás con ira de John Osborne  dio nombre al grupo de los jóvenes airados, entre los que mencionamos a J. Osborne, Arnold Wesker, y  Harold Pinter (premio Nobel) .
   Exigen que su teatro sea un revulsivo contra el conformismo de la sociedad británica y sirva de radiografía de la sociedad del momento. Para ello cambian la perspectiva y los dramas se centran en la existencia cotidiana de las clases obreras, de su vida dura e injusta.

8. Teatro experimental.Con este nombre nos referimos a un conjunto de tendencias que continúan la búsqueda de nuevas formas dramáticas al margen de lo que es el teatro comercial. Todas ellas  pueden tener diversidad de objetivos, hecho éste que las hará enlazar con alguna de las tendencias anteriores( con Brecht, Artaud…) Entre ellas destaca el llamado “Living Theatre” (Se trata de montajes teatrales en los que el texto literario, la palabra, es muy escaso y las representaciones se llevan a cabo fuera de los locales tradicionales, en un intento de aproximar el arte al público; suelen ser montajes muy agresivos).

9.  Teatro norteamericano de posguerra
Por último, cabe citar al menos, a algunos de los grandes autores estadounidenses: Tennesee Williams y Arthur Miller.
Tennesee Williams retrata la sociedad sureña en que se crió, centrándose en personajes marginados y enfrentados a la sociedad. Entre sus obras debemos mencionar: Un tranvía llamado deseo (1947), La gata sobre el tejado de cinc (1955) o La noche de la iguana (1961), que has sido adaptadas con éxito al cine. 
Arthur Miller, guionista y dramaturgo, en sus obras trata sobre el sueño americano y la vida de las clases medias estadounidenses. El protagonista en sus obras mantiene cierta semejanza con el héroe clásico que se enfrenta a un hado trágico, en este caso el destino fatal es sustituido por el fracaso personal o social. Destacan Muerte de un viajante (1949) o Las brujas de Salem (1953), contra la represión y la intolerancia.

NOTA: La nómina de autores y tendencias del teatro del XX es, lógicamente, amplísima, por lo que se ha dejado fuera de lo anterior, sobre todo, lo relacionado con el teatro más tradicional. Dentro de este, alguna de sus obras y autores destacados son:
En Francia, Jean Giradoux y Jean Anouilh (con una nueva versión del mito clásico de Antígona)
Em Inglaterra, Priestley y Bernat Shaw (autor de Pigmalión)
En EEUU, Eugene O´Neill (Obra: A Electra le sienta tan bien el luto")

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