XLIX. EL VENENO
Revestir sabe el vino los más sórdidos antros
de un milagroso lujo,
y hace surgir más de un pórtico fabuloso
entre el oro de su rojo vapor,
como el sol que se pone en un cielo nublado.
Agranda el opio aquello que no tolera límites,
lo ilimitado alarga,
el tiempo profundiza, los deleites ahonda,
y de placer triste y oscuro,
anega y colma al alba rebasada.
Mas todo eso no vale el veneno que fluye
de tus ojos, de tus verdes ojos,
lagos donde mi alma tiembla y se ve invertida...
Llegan mis sueños en tropel,
para abrevar en esos dos abismos amargos.
Mas todo esto no vale el prodigio terrible
de tu mordiente saliva,
que sume en el olvido a mi alma impenitente
y, el vértigo arrastrando,
la trae desfallecida a orillas de la muerte.
COMENTARIO:
Este poema puede estructurarse en dos partes claramente diferenciadas: por una parte, las dos primeras estrofas, en las que el poeta habla de las drogas como el vino y el opio, los efectos de las cuales sumergen al hombre en una realidad distinta; sirven como medio de evasión. Este es un rasgo muy característico de la vida del autor, quien representa la figura del 'dandy', el bohemio que, sintiéndose abrumado en una sociedad materialista por la que se siente incomprendido, decide evadirse.
La segunda parte, compuesta por las dos estrofas restantes, compara a estas drogas y los efectos que producen con las sensaciones provocadas por la mujer, por su fisonomía, que es como veneno, que transporta al poeta a otra dimensión, apoderándose de su alma. Esta visión de la mujer que transmite Baudelaire en este poema también tiene gran importancia en su obra, ya que el poeta no concibe a la mujer como ideal de perfección, de belleza, de pureza, sino que trata el tema del amor como un acto instintivo de dos seres que actúan mediante impulsos, cayendo en el vicio, en el pecado. A su vez, ofrece una imagen de la mujer como arpía, como un ser poderoso y malicioso que consigue manipular los sentimientos y la vida del poeta.
Las figuras estilísticas que aparecen en este poema son:
- La metáfora: ojos, verdes ojos, lagos...
- La comparación: como el sol que se pone en un cielo nublado.
- La sinestesia: abismos amargos
Profundizando en el contenido del poema, Baudelaire describe el vino como una droga capaz de transformar lo vulgar en lujoso, como si iluminara la oscuridad, ofreciendo al hombre una sensación placentera. Respecto al opio, esta droga consigue deformar la realidad, que lo imposible parezca posible, colmando a quien la consume de sensaciones agradables que sirven de evasión al alma, de manera que el hombre se aproxima a sus sentimientos más profundos.
Pero Baudelaire contrasta estos efectos con los que el amor, la pasión de la mujer, le producen. El poeta se sumerge en esos profundos ojos verdes como atraído por un ser superior, como si el veneno le inundase. En la saliva de la mujer, escogida para representar de forma atrevida y sensual los labios, la boca, en el encuentro carnal, encuentra tal alejamiento de la realidad que sume su alma en el olvido, quedando inmune, débil, a merced de esta mujer y su 'veneno'.
Las Flores del Mal se divide en secciones en relación a la temática de los poemas. Estas son:
- El 'Spleen' e Ideal
- Cuadros parisinos
- El vino
- Las flores del mal
- La rebelión
- La muerte
El poema El veneno pertenece a la primera parte, la del Spleen e Ideal, en la cual el poeta muestra una sensación de hastío, de desasosiego, pero, además, incluye elementos característicos de la temática central de otras partes como El vino, en la cual se centra en la evasión de la realidad, la búsqueda de los 'paraísos artificiales' por medio del consumo de drogas (como hemos comentado con el vino y el opio).
En lo que atañe a la sección a la que pertenece, podemos observar ese "ideal" de Baudelaire que nada tiene que ver con el del Romanticismo en su concepción de la mujer.
Gracias por explicar la estructura de este hermoso poema!!!
ResponderEliminarcual es su tema??
ResponderEliminarExcelente!
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