martes, 28 de febrero de 2012

Goethe : Las cuitas del joven Werther


Johann Wolfgang von Goethe es el gran escritor por excelencia de las letras alemanas. Su primera novela, .Las cuitas del joven Werther,  (Las desventuras, en otras traducciones) sitúa a su autor como guía del movimiento Sturm und Drang   y marca el comienzo, no sólo del Romanticismo, sino de la literatura alemana propiamente dicha, que hasta entonces había subsistido a base de modelos franceses e ingleses. 


La obra, que  incluye elementos autobiográficos y se presenta bajo el género epistolar, presenta el siguiente argumento:
El joven Werther, a través de una serie de cartas enviadas a su amigo Wilhelm narra todos los sucesos que le ocurren en su traslado a un pequeño pueblo llamado Wahlheim, donde se dedicará a sus aficiones favoritas, la lectura y la pintura.
Allí conocerá a una serie de personajes que calarán en su vida: una mujer y sus hijos, un joven enamorado de una viuda para la que trabajaba y que le hizo enloquecer, el administrador del príncipe. Pero sin duda, su vida cambiará cuando conozca a Lotte, hija del administrador y de la que se enamora profundamente desde la primera vez que la ve. A pesar de su compromiso con Albert, Werther no perderá la esperanza de poder conquistar el corazón de la joven Charlotte. Sus continuas visitas a la joven aumentarán los deseos, así como el amor que siente por ella, llegando, en ocasiones, a creer que es correspondido.
Aconsejado por su amigo Wilhelm, abandona el pequeño pueblo para ir a trabajar a la ciudad como secretario del  Embajador.  Pero  las  relaciones  entre  ambos  no  son  nada  buenas,  así como la añoranza que tiene el protagonista, tanto del pequeño pueblo de donde procede, como de su amada Lotte.  Por  todo  ello,  el  joven  decide  regresar  a  la  pequeña  aldea,  pero  allí  todo  ha cambiado: Lotte se ha casado, la madre de los niños ha perdido a uno de ellos, y el joven enamorado de la viuda ha cometido un terrible asesinato por el que es encarcelado. Todo ello conlleva que la vida se le haga insoportable. Unido a ello, continúa el   profundo  amor    que  siente por Lotte y que va aniquilando su personalidad. Ésta, entristecida por los desórdenes emocionales de Werther, decide alejarse y poner distancia en la relación que, tiempo atrás, tanto los unió. Este hecho trastorna mucho más a Werther quien, enloquecido, visita por última vez a Lotte, consigue abrazarla y besarla y marcha a su casa, donde pondrá fin a su vida pegándose un tiro con unas pistolas prestadas por Albert.






Fragmentos:



22 de mayo
La vida humana se reduce a un sueño, esto es lo que muchos han creído, y tal idea no deja de perseguirme. Cuando me detengo a pensar en los estrechos límites en que están circunscritas las facultades activas e intelectuales del hombre; cuando veo acabarse todos sus esfuerzos por satisfacer algunas necesidades que no tienen más intención que prolongar la desgraciada vida; que toda nuestra confianza o tranquilidad sobre ciertos puntos de la ciencia, es sólo una resignación fundada sobre quimeras y ensueños, y producida por esta ilusión que cubre las paredes de nuestra prisión con pinturas diversas y perspectivas de luz; todo esto me deja mudo, amigo Guillermo. Me reconcentro y encuentro en mi ser todo un mundo; pero un mundo fantástico, creado por presentimientos, por deseos sombríos, en el que no se halla ninguna acción viva. Todo nada, todo flota ante mí, cubierto de una espesa nube y yo me adentro en ese caos de ensueños con una sonrisa en la cara. Pedagogos, maestros, todos acuerdan que los niños no saben lo que quieren; pero que también nosotros, niños grandes, damos traspiés por este mundo sin saber de dónde procedemos o adónde nos dirigimos; lo mismo que los pequeños, obramos sin intención; igual que los niños nos dejamos llevar por golosinas de diferentes tipos o por el castigo; esto es lo que nadie quiere creer, ni convenir en ello; y según yo es, sin embargo, una cosa evidente.
En fin, concedo gustoso (porque sé lo que vas a contestar) que los venturosos sean aquellos que, como niños, viven al día, llevan su muñeca de un lugar a otro, la visten, le quitan la ropa, pasan y repasan respetuosos delante del cajón donde mamá tiene las golosinas y que cuando saborean alguna lo hacen ansiosos y a gritos piden más.
Pues bien, sí, ¡he ahí criaturas afortunadas! ¡Venturosos también los que bautizan con un nombre pomposo o un título imponente sus fútiles ocupaciones e incluso sus mismas pasiones, para presentarlas al género humano como obras gigantescas, emprendidas para traerle mayor prosperidad o para salvarle!
Por mi parte, repito: buen provecho tengan, tanto ellos como los que quieran o puedan creer como ellos. Pero el que en su humildad reconoce lo inútil de todas esas vanidades; el que ve al hombre acomodado arreglar su jardín como un paraíso, y al mismo tiempo ve pasar a un desgraciado jornalero encorvado bajo el peso de una carga abrumadora, sin desanimarse, y que ambos en fin muestran el mismo interés en contemplar siquiera un minuto más la luz del sol; ése está tranquilo, crea su universo en sí mismo y se considera feliz sólo por ser hombre. Por limitado que sea su poder, abriga siempre en su corazón el sentimiento y sabe que puede dejar esta cárcel cuando así lo disponga.

18 de agosto
¿Es preciso que lo que constituye la felicidad del hombre sea de igual forma el origen de su miseria? Aquel sentimiento cálido y pleno de mi corazón ante la vivaz naturaleza, que inundaba mi alma con torrentes de delicias y convertía en un paraíso el mundo que me rodea, ha llegado a ser un insoportable verdugo, un espíritu que me atormenta y me persigue por todas partes. Cuando miraba otras veces desde las crestas de las rocas, más allá del río, hasta las lejanas colinas, el fértil valle y veía que todo germinaba con lozanía a mi alrededor; cuando veía estas montañas bordadas, desde la falda hasta la cima, de espesos y corpulentos árboles; estos valles salpicados de risueña floresta en todos sus contornos; el arroyo apacible que deslizaba, adormecido por leve ruido de los cañaverales, reflejando las matizadas nubes, que la brisa suave de la tarde se balanceaba en el cielo; cuando oía a los pájaros, animando con su voz la enramada, mientras copiosísimo enjambre de insectos jugueteaba alegre en los últimos rayos del sol, a cuyo destello el escarabajo, oculto antes debajo de la hierba, abandonaba, zumbando, su prisión; cuando el ruido y la vida llamaban mi atención hacia la tierra y el musgo que arranca su alimento a la dura roca y las retamas que crecen en la pendiente de la seca colina, me descubría la íntima, ardiente y santa existencia de la naturaleza, ¡con qué júbilo tomaba todos estos objetos mi corazón emocionado! Yo estaba como un dios en este mar de riqueza, en este enorme universo, cuyas formas sublimes parecían moverse, animando toda mi creación en lo más profundo de mí. Me rodeaban enormes montañas; tenía delante de mi desfiladeros de gran hondura, donde se precipitaban torrentes de tempestad; los ríos se deslizaban bajo mis pies; oía un rugido en los bosques y los montes, agitándose y confundiéndose todas estas fuerza enigmáticas en las profundidades terrestres, mientras sobre ella, y bajo el cielo, revoloteaban las razas infinitas de los seres que lo pueblan todo de mil maneras diferentes. Y los hombres se consideran reyes de este vasto universo, acurrucándose juntos en el nido de sus pequeñas moradas. ¡Pobre loco, a quien todo debe parecer mezquino, porque eres muy pequeño! Desde la inaccesible montaña y el desierto que ningún pie ha pisado a la fecha, hasta la última orilla de los océanos desconocidos, lo anima todo el espíritu del creador, gozándose en estos átomos de polvo, que viven y lo entienden. ¡Ah!, cuántas veces deseaba entonces, con las alas de la garza que pasaba sobre mi cabeza, trasladarme a las costas de ese inmenso mar, para beber en la espumosa copa de lo infinito esas dulces delicias y sentir, aunque sólo fuera por un instante, en el corazón, una gota de felicidad del ser que todo lo engendra en él y por él. Hermano mío, el recuerdo de tales momentos es suficiente para darme fuerza. Más aún, los esfuerzos que hago para recordar estos sentimientos inexpresables, para alcanzar a entenderlos, elevan mi alma sobre sí misma y me obligan a sentir la doble angustia de mi estado actual.
Parece que se ha levantado un velo delante de mi alma y el escenario de la vida interminable no se convierte ante mis ojos en el abismo de la tumba, siempre abierta. ¿Puedes decir “esto existe” cuando todo pasa, cuando todo se precipita con la rapidez del rayo, sin conservar casi nunca sus fuerza, y se ve, ¡ay!, encadenado, tragado por el torrente y despedazado contra las rocas? No hay momento que no te consuma, que no acabe con los tuyos; no hay instante en que no seas, en que no debas ser destructor; tu paseo más inocente cuesta la vida a millares de pobres insectos; uno solo de tus pasos destruye los dedicados edificios de las hormigas y sumerge todo un pequeño mundo en una tumba.
¡Ah!, no son las enormes y escasas catástrofes del mundo, no son las inundaciones, los temblores de tierra, que acaban con nuestras ciudades, lo que me conmueve, no. Lo que me lastima el corazón es la fuerza devoradora que se oculta en la naturaleza, que no ha producido nada que no destruya a su prójimo y a sí mismo.
De este modo, avanzo yo con angustia por mi camino de poca seguridad, cubierto por el cielo, la tierra y sus fuerzas activas; y sólo veo un monstruo dedicado noche y día a devorar y destruir.

6 de diciembre
Su imagen me persigue: que duerma o que vele, ella sola llena toda mi alma. Cuando cierro los ojos, en el cerebro, donde se halla la potencia de la vista, distingo con claridad sus ojos negros. No puedo explicarme esto. Me duermo y los veo también: siempre están ahí, fascinantes como el abismo. Todo mi ser, todo, no puede separarse de ellos.
¿Qué es el hombre, ese semidiós ensalzado? ¿No le falta la fuerza cuando más la necesita? Y cuando abre las alas en el cielo de los placeres, lo mismo que cuando se sumerge en la desesperación, ¿no se ve siempre detenido y condenado a convencerse de que es débil y pequeño, él, que esperaba perderse en el infinito?
 ...

“Sereno y tranquilo tocaré la puerta de bronce del sepulcro. ¡Ah! ¡Si hubiera tenido la suerte de morir como sacrificio por ti! Con alegría y entusiasmo hubiera dejado este mundo, seguro de que mi muerte afianzaba tu descanso y la felicidad de toda tu vida. Pero, ¡ay!, sólo algunos seres con privilegios logran dar su vida por los que aman y ofrecerse en holocausto para centuplicar los goces de sus existencias amadas. Carlota: deseo que me entierren con el vestido que tengo puesto, pues tu lo has bendecido al tocarlo. La misma petición hago a tu padre. Mi alma se cierne sobre el féretro. Prohíbo que me registren los bolsillos. Llevo en uno aquel lazo de cinta rosa que tenías en el pecho el primer día que te vi, rodeada por tus niños… ¡Oh!, abrázalos mil veces y cuéntales la desgracia de su amigo. ¡Cómo los quiero! Aún los veo agitarse a mi alrededor. ¡Ay! ¡Cuánto te he amado, desde el momento primero de verte! Desde ese momento comprendí que llenarías vida… Haz que entierren el lazo conmigo... Me lo diste el día de mi cumpleaños y lo he guardado como una reliquia santa. ¡Ah! Nunca sospeché que aquel principio llevaría a este final. Ten calma, te lo suplico, no desesperes... Están cargadas… Oigo las 12… ¡Que sea lo que tenga que ser! Carlota… Carlota… ¡Adiós! ¡Adiós!"
Un vecino vio el fogonazo y oyó la detonación; pero, como todo permaneció en calma, no averiguó qué había sucedido.
A las seis de la mañana del siguiente día entró el criado en la alcoba con una luz y vio a su amo tendido, bañado en sangre y con una pistola. Le llamó y no consiguió respuesta. Quiso levantarle y vio que todavía respiraba. Corrió a avisar al médico y a Alberto. Cuando Carlota oyó la puerta, un temblor convulsivo se apoderó de su cuerpo. Despertó a su marido y se levantaron. El criado, entre llantos y sollozos, les dio la fatal noticia; Carlota cayó desmayada a los pies de su esposo.

 Puedes acceder al texto completo en:

http://www.ciudadseva.com/textos/novela/werther.htm


La muerte de Chatterton, 1856, Henry Wallis
        Curiosidades y anécdotas
  • Goethe mencionó en alguna ocasión que su «sufrimiento juvenil» fue en parte inspiración para la creación de la novela. Cuando terminó su estudio legal en el verano de 1772, Goethe encontró empleo en la Cámara Imperial del Sacro Imperio Romano Germánico en Wetzlar. Goethe cultivó la amistad del secretario Karl Wilhelm Jerusalem. La noche de 9 Junio, 1772, los dos amigos estaban presentes en un baile. En este evento social, Goethe conoció a la joven Charlotte Buff y su prometido, Johann Christian Kestner, un hombre mayor. Goethe se enamoró instantáneamente de Charlotte. Goethe galanteó a Charlotte y la relación entre ambos entró en un ciclo de amistad y rechazo. Charlotte fue honesta con Goethe, y le dijo que no había esperanza de una aventura. El 11 de septiembre, Goethe se fue sin despedirse.
  • Goethe reconoció el gran impacto personal y emocional que Las desventuras del joven Werther tenía en los jóvenes enamorados y deprimidos. En 1821, le comentó a su secretario que «Debe de ser malo, si no todos tienen un momento en su vida en el que sientan que Werther ha escrito solo para ellos».
  •  La obra fue el primer gran triunfo de Goethe y lo transformó de un desconocido a un autor célebre prácticamente de la noche a la mañana. Napoleón Bonaparte consideró la obra como uno de los trabajos más importantes en Europa. Esta novela le inspiró de joven a escribir un monólogo al estilo de Goethe, y de adulto, llevó siempre consigo una copia del Werther en sus campañas.
  •  La novela dio origen a un fenómeno llamado Werther-Fieber («Fiebre de Werther»). Los hombres jóvenes en Europa vestían la ropa que Werther usaba en la novela. También tuvo consecuencias en los primeros ejemplos conocidos de suicidio mímico, provocando, supuestamente, el suicidio de algunos lectores.
  • Quizá el cuadro más utilizado para ilustrar esta obra es el de Henry Wallis titulado  "La muerte de Chatterton ". Fue éste un poeta británico, experto imitador de manuscristos medievales que se suicidó a los dieciocho años en Londres ("hay tan poco espacio entre nosotros y el destino", escribió)   Chatterton consiguió despertar una gran admiración entre los escritores más destacados del Romanticismo. Escritor precoz,  a la edad de once años, compuso la égloga “Eleonure y Juga”, de la que afirmó que se trataba de un viejo manuscrito del siglo XV, inventando que el autor era el monje medieval Thomas Rowley. Tras su muerte se convirtió en un referente para los románticos( Alfred de Vigny escribió una obra que lleva su nombre; años más tarde Ruggero Leoncavallo 1896 compuso una opera)

jueves, 23 de febrero de 2012

Breve antología de la lírica romántica


Johann Wolfgang von Goethe:
Balada de Mignon


¿Conoces tú la tierra que al azahar perfuma
do en verde oscuro brillan naranjas de oro y miel,
donde no empaña el cielo caliginosa bruma
y entrelazados crecen el mirto y el laurel?
¿No la conoces? dime.
                            Es allí, es allí
                            donde anhelo ir contigo
                            a vivir junto a ti.


¿Conoces tú el palacio que un rey pomposo habita,
con pórtico y salones que alumbra tanta luz?
Y príncipes de mármol, que al verme: «¡Pobrecita!
diránme; ¿qué te has hecho? ¿de dónde vienes tú?»
                             Es allí, es allí
                             do quiero estar contigo
                             y vivir junto a ti.


¿Conoces tú aquel monte que une al abismo un puente,
que escalan las acémilas en lenta procesión,
donde retumba el trueno e hidrópico el torrente
se precipita altísimo con resonante son?
¿Conócelo, oh maestro?
                              Por ahí, por ahí
                              anhelo irme contigo
                              a vivir junto a ti.

Friedrich Holderlin

¿No es más bella la vida de mi corazón
desde que amo? ¿Por qué me distinguíais más
cuando yo era más arrogante y arisco,
más locuaz y más vacío?
¡Ah! La muchedumbre prefiere lo que se cotiza,
las almas serviles sólo respetan lo violento.
Únicamente creen en lo divino
aquellos que también lo son.











Novalis
Himno a la noche

¿Ha de volver siempre la mañana?
¿Jamás terminará el señorío de lo terrenal?
Desdichada actividad estorba el celestial vuelo de la noche.
¿No arderá eternamente el secreto sacrifico del amor?
Les ha sido medido su tiempo
a la luz
y a la vigilia...
Pero la soberanía de la noche es sin tiempo,
la duración del sueño es eterna.
¡Sueño sagrado!
Nunca dejes de traer la felicidad
a los consagrados a la noche,
en este trabajo diario de la tierra.








William Wordsworth:
Camposanto en el sur de Escocia

ACOTADO del hombre y al borde de una sima
donde el torrente espuma, veréis el cementerio.
Allí la liebre alcanza su más tranquilo sueño
y los elfos, nevados de luna, entran y danzan
para crédulos ojos. De aquelarre ni templo
no queda ya vestigio, pero allí se deslizan
desconsoladas gentes, que con velada angustia
le lloran su oración al viento y al celaje.
No hay tumbas orgullosas. Mas rudos caballeros,
que esculpiera el humilde querer de tiempos idos,
en tierra yacen, entre verdores de cicuta;
no es una mezcla triste, si quiebra el alba clara
el resplandor del césped, y cerca, en los arbustos,
coros primaverales entonan su alborozo.









Samuel Taylor Coleridge 
Desesperación (Despair)




He experimentado lo peor,
Lo peor que el mundo puede forjar,
Aquello que urde la vida indiferente,
Perturbando en un susurro
La oración de los moribundos.
He contemplado la totalidad, desgarrando
En mi corazón el interés por la vida,
Para ser disuelto y alejado de mis esperanzas,
Nada resta ahora ¿Por qué vivir entonces?
Aquel rehén, que el mundo mantiene cautivo
Otorgando la promesa de que aún vivo,
Aquella esperanza de mujer, la pura fe
En su amor inmóvil, que celebró en mi su tregua
Con la tiranía del amor, se han ido.
¿Hacia dónde?
¿Qué puedo responder?
¡Se han ido! ¡Debería romper el infame pacto,
Este vínculo de sangre que me ata a mi mismo!
En silencio lo he de hacer.


 Lord Byron
No volveremos a amar

Así es, no volveremos a vagar             
Tan tarde en la noche,
Aunque el corazón siga amando
Y la luna conserve el mismo brillo.
            
Pues así como la espada gasta su vaina,
Y el alma consume el pecho,             
Asimismo el corazón debe detenerse a respirar,
E incluso el amor debe descansar.
            
Aunque la noche fue hecha para amar,
Y los días vuelven demasiado pronto,             
Aún así no volveremos a vagar
A la luz de la luna.



Percy Bysshe Shelley 
Filosofía del Amor 

Las fuentes se mezclan con el río,
Y los ríos con el océano;
Los vientos del cielo se mezclan para siempre,
Con una dulce emoción;
Nada en el mundo es único,
Todas las cosas por ley divina
Se completan unas a otras:
¿Por qué no debería hacerlo contigo?


Mira, las montañas besan el alto cielo
Y las olas se acarician en la costa;
Ninguna flor sería hermosa
Si desdeña a sus hermanos:
Y la luz del sol ama la tierra,
Y los reflejos de la luna besan los mares:
¿De qué vale todo este amor
Si tu no me besas?

Jonh Keats
Oda a una urna griega

Tú todavía inviolada novia del sosiego,
criatura nutrida de silencio y tiempo despacioso,
silvestre narradora que así puedes contar
una historia florida con dulzura mayor que nuestro canto.
¿Qué leyenda orlada de hojas evoca tu figura
con dioses o mortales o con ambos,
en Tempe o en los valles de Arcadia?
¿Qué hombres o qué dioses aparecen? ¿Qué rebeldes doncellas?
¿Qué loca persecución? ¿Quién lucha por huir?
¿Qué caramillos y panderos? ¿Qué éxtasis salvaje? /.../


¡Ática forma! ¡Figura sin reproche! En mármol,
de hombres y doncellas guarnecida
y de silvestres ramos y de hierbas holladas.
Oh forma silenciosa que desafía nuestro pensamiento
como la eternidad. Oh fría pastoral.
Cuando a esta generación consuma el tiempo
tú quedarás entre otros dolores
distintos de los nuestros, tú, amiga del hombre, al que repites:
La belleza es verdad y la verdad belleza. Tal es cuanto
sobre la tierra conocéis, cuanto necesitáis conocer.


Lamartine
El lago


En la montaña a veces, a la sombra del roble,
cuando se pone el sol, tristemente me siento;
paseando mi mirada al albur sobre el llano,
cuyo cuadro cambiante a mis pies se despliega.
Acá resuena el río de olas espumosas;
serpentea y se hunde en la lejanía obscura;
allá el inmóvil lago prolonga su agua quieta
do la estrella nocturna en el azul se eleva./.../
Entretanto, elevándose desde la flecha gótica,
su religioso son se expande por los aíres:
el viajero se para, y la campana rústica
mezcla a los ruidos últimos del día conciertos sacros.
Mas a estos dulces cuadros mi alma indiferente
no experimenta ante ellos reducción ni transpones;
yo contemplo la tierra como una sombra errante,
pues ya el sol de los vivos no calienta a los muertos.
De colina en colina pasa mi vista en vano,
del sur al aquilón, de la aurora al ocaso,
recorro todo punto de la inmensa extensión,
y digo: “En ningún sitio me espera la ventura”
¿A qué pues estos valles, palacios y cabañas,
para mí objetos vanos cuyo encanto se ha ido?
Ríos, rocas y bosques, soledades queridas,
¡un solo ser os falta y todo está desierto!
Que la vuelta del sol o comience o se acabe,
con ojo indiferente yo lo sigo en su curso;/.../.
Mas quizá más allá de los bornes de su círculo,
donde el sol verdadero ilumina a otros cielos,
¡si pudiera dejar mi despojo en la tierra,
lo que tanto he soñado estaría ante mis ojos!
¡Allí, me embriagaría de la fuente a que aspiro,
allí, reencontraría la ilusión y el amor,
y ese bien ideal que toda alma desea,
y que no tiene nombre en la estancia terrestre!/.../
¡No hay nada de común entre la tierra y yo!
Cuando la hoja del bosque caiga ya en la pradera,
y por vientos mecida sea arrancada a los valles,
a mí, que me asemejo a la hoja marchitada:
¡llevadme como a ella, tempestuoso aquilón!.


Víctor Hugo
   La Belleza Y La Muerte 

La belleza y la muerte son dos cosas profundas,
con tal parte de sombra y de azul que diríanse
  dos hermanas terribles a la par que fecundas,
con el mismo secreto, con idéntico enigma.
  Oh, mujeres, oh voces, oh miradas, cabellos,
trenzas rubias, brillad, yo me muero, tened
luz, amor, sed las perlas que el mar mezcla a sus aguas,
aves hechas de luz en los bosques sombríos.
Más cercanos, Judith, están nuestros destinos
de lo que se supone al ver nuestros dos rostros;
el abismo divino aparece en tus ojos,
y yo siento la sima estrellada en el alma;
mas del cielo los dos sé que estamos muy cerca,
tú porque eres hermosa, yo porque soy muy viejo.

 Giacomo Leopardi

Reposarás por siempre,
cansado corazón! Murió el engaño
que eterno imaginé. Murió. Y advierto
que en mí, de lisonjeras ilusiones
con la esperanza, aun el anhelo ha muerto.
Para siempre reposa;
basta de palpitar. No existe cosa
digna de tus latidos; ni la tierra
un suspiro merece: afán y tedio
es la vida, no más, y fango el mundo.
Cálmate, y desespera
la última vez: a nuestra raza el Hado
sólo otorgó el morir. Por tanto, altivo,
desdeña tu existencia y la Natura
y la potencia dura
que con oculto modo
sobre la ruina universal impera,
y la infinita vanidad del todo.

Edgar Allan Poe 
Un Sueño dentro de un Sueño 


¡Toma este beso sobre tu frente!
Y, me despido de ti ahora,
No queda nada por confesar.
No se equivoca quien estima
Que mis días han sido un sueño;
Aún si la esperanza ha volado
En una noche, o en un día,
En una visión, o en ninguna,
¿Es por ello menor la partida?
Todo lo que vemos o imaginamos
Es sólo un sueño dentro de un sueño.

Me paro entre el bramido
De una costa atormentada por las olas,
Y sostengo en mi mano
Granos de la dorada arena.
¡Qué pocos! Sin embargo como se arrastran
Entre mis dedos hacia lo profundo,
Mientras lloro, ¡Mientras lloro!
¡Oh, Dios! ¿No puedo aferrarlos
Con más fuerza?
¡Oh, Dios! ¿No puedo salvar
Uno de la implacable marea?
¿Es todo lo que vemos o imaginamos
Un sueño dentro de un sueño?



viernes, 17 de febrero de 2012

Los viajes de Gulliver


                                                 Los viajes de Gulliver es una de las obras más famosas de Jonathan Swift. 

Aunque se ha asociado frecuentemente con la literatura infantil o juvenil (debido a que numerosas ediciones han recortado y modificado el relato presentándolo como si fuera un cuento para niños), el libro se aleja bastante de esa literatura.

 Esta satírica novela utiliza la estructura de un libro de viajes para exponer una visión crítica de la civilización humana, que es vista por el autor como negativa, brutal y ridícula. Según va avanzando el libro, las historias son cada vez más fantásticas, disparatadas e inverosímiles y las críticas más feroces y venenosas.
Al final de sus días, Jonathan Swift fue declarado incapaz mental; pero en realidad no estaba mentalmente incapacitado, tan sólo era un amargado pesimista y un rebelde crítico social, que odiaba  los vicios de los hombres y la degradación de la humanidad. La obra invita al lector a ser consciente de la decadencia del hombre, pero también plantea su posibilidad de regeneración.


 La obra se divide en cuatro partes, cada una de las cuales recoge un viaje a un sitio particular y fantástico.


Parte I: Viaje a Lilliput
Gulliver es un médico que viaja a menudo en un barco mercante. Un día su barco naufraga, y el protagonista llega a Liliput, cuyos diminutos habitantes miden unos quince centímetros.
El autor describe con minuciosidad el país de estos seres; el cambio de perspectiva que proporciona el pequeño tamaño de todo sirve al autor para ver la sociedad humana –ya que Liliput está lleno de paralelismos con la vida real– desde otro prisma, por lo que las luchas que mantienen los liliputienses entre sí, o la pompa de su emperador, adquieren un matiz grotesco. Gulliver ayuda a los liliputienses en algunas tareas:
Varios miembros de la corte imperial, tras abrirse paso a través de la multitud, me suplicaron que fuera inmediatamente al palacio, donde el aposento de Su Majestad la Emperatriz estaba en llamas a cuenta del descuido de una doncella de honor que se había quedado dormida mientras leía una novela. Me levanté en seguida y, habiéndose ordenado que se despejara el camino delante de mí, como fuera la noche de luna clara, conseguí llegar al palacio sin atropellar a nadie. Vi que ya habían arrimado escaleras a las paredes del aposento y estaban bien provistos de cubos, pero el agua estaba un poco lejos. Los cubos eran del tamaño de dedales grandes, y aquella pobre gente me los daba tan deprisa como podía, pero el fuego era tan violento que servían de poco. Podía haberlo sofocado fácilmente con la casaca, pero por mala suerte me la había dejado en casa con las prisas y acudía con solo el jubón de cuero encima. La situación parecía totalmente desesperada y lamentable, y el espléndido palacio habría ardido hasta los cimientos si, con sangre fría, cosa insólita en mí, no hubiera pensado de pronto en una solución. La noche anterior había bebido en abundancia un vino sabrosísimo […], que es muy diurético. Por la más afortunada casualidad del mundo no me había desprendido de nada de él. El calor que me entrara al acercarme tanto a las llamas y mis esfuerzos por apagarlas hicieron que el vino empezara a funcionar como orina, que vertí en tal cantidad y dirigí tan certeramente sobre los lugares necesarios, que en tres minutos el incendio estaba apagado.

 

Parte II: Viaje a Brobdingnag

La segunda parte narra las peripecias de Gulliver en Brobdingnag, una tierra cuyos habitantes son gigantes en comparación al protagonista. El pequeño tamaño de Gulliver respecto a los habitantes del lugar y a sus objetos genera divertidas y estrambóticas escenas, en las cuales el pequeño Gulliver sirve de diversión a los que le rodean.
El efecto que busca el autor en esta segunda parte es parecido al de la primera, pero por el proceso inverso: la pequeñez de Gulliver respecto al mundo que le rodea hace ver que la importancia que se concede el ser humano a sí mismo es relativa, depende de la escala. El orgullo y la soberbia propios de los humanos quedan reducidos a un gesto ridículo mediante su miniaturización:
En estas ocasiones se colocaba mi sillita y mi mesa junto a su mano izquierda frente a uno de los saleros. Este soberano tomó el gusto de conversar conmigo y me hacía preguntas sobre las costumbres, religión, leyes, gobierno y cultura de Europa, de lo que daba yo la mejor cuenta que podía. Su entendimiento era tan claro y su juicio tan certero, que podía hacer muy sabias reflexiones y observaciones sobre todo lo que yo decía. Mas confieso que, después de haberme extendido un poco más de lo debido hablando de mi querido país, de nuestro comercio y guerras por mar y tierra, de nuestros cismas religiosos y de los partidos del Estado, los prejuicios de su educación prevalecieron tanto que no pudo evitar tomarme en la mano derecha y, acariciándome suavemente con la otra, tras una carcajada, me preguntó si yo era wigh o tory. Luego, volviéndose a su primer Ministro, que guardaba compañía tras él con un báculo casi tan alto como el palo mayor del Soberano real, comentó cuán despreciable cosa es la grandeza humana, que podía ser remedada por insectos tan diminutos como yo.



Parte III: Viaje a Laputa, Balnibarbi, Luggnagg, Glubbdubdrib, y Japón

En las dos últimas partes del libro, la sátira se hace más amarga. En esta tercera parte, Gulliver visita Balnibarbi, un extraño lugar con una isla flotante encima llamada Laputa, en la que vive el despótico rey que domina el lugar, y que simboliza la altivez y tiranía con la que los poderosos rigen a menudo la sociedad humana. En Balnibarbi, el protagonista visita una academia científica, donde el autor ridiculiza a los filósofos e inventores, entretenidos con tontas elucubraciones que desatienden los asuntos cotidianos. Además de estos lugares, el autor visita otros, como las extrañas islas de Glubbdubdrib y Luggnagg.
Unos tres años antes de mi aparición entre ellos, mientras el Rey andaba de visita por sus dominios, ocurrió un suceso extraordinario que a punto estuvo de hacer época en el destino de esta monarquía, al menos según su forma actual. Lindalino, segunda ciudad del reino, fue la primera visita que Su Majestad hizo en este viaje. Tres días después de que la abandonara, sus habitantes, que con frecuencia se habían quejado de grandes opresiones, cerraron las puertas de la ciudad, tomaron como rehén al gobernador, y con increíble celeridad y esfuerzo erigieron cuatro torres enormes, una en cada ángulo del casco antiguo de la ciudad (que tiene forma de cuadrado perfecto), con la misma altura que una sólida peña puntiaguda que se yergue vertical en el centro de la ciudad. Sobre lo más alto de cada torre, al igual que sobre la peña, fijaron una enorme piedra de imán; y, por si acaso fallaban sus propósitos, habían preparado una gran cantidad de aceite muy inflamable, con la esperanza de quemar con él la base adamantina de la isla, en caso de que la estrategia de la piedra imán fracasara.

Pasaron ocho meses antes de que el Rey se enterara de que los lindalinenses se habían rebelado. Mandó entonces que la isla volara hasta la ciudad. La población estaba unida y había acumulado provisiones; un río grande atraviesa la ciudad por medio. El Rey se mantuvo sobre ellos durante varios días para privarlos del sol y la lluvia. Ordenó colgar gran número de bramantes, pero a nadie se le ocurrió mandar petición alguna, sino, en vez de eso, exigencias muy enérgicas, la reparación de todos sus agravios, importantes inmunidades, poder para elegir a su propio gobernador y otras desmesuras semejantes. Tras esto, Su Majestad ordenó a todos sus habitantes de la isla que arrojaran grandes piedras desde la galería inferior y sobre la ciudad; pero los habitantes se habían precavido de este inconveniente metiéndose ellos y sus efectos en las cuatro torres y otros edificios sólidos, y en bóvedas subterráneas.

Parte IV: Viaje al país de los Houyhnhnms
La cuarta parte describe el país de los inteligentes caballos houyhnhnms, cuyas virtudes contrastan con la vida primitiva de los bestiales yahoo, unos animales que tienen una inquietante similitud con los seres humanos. La sátira en esta cuarta parte es la más intensa de la obra, y no se dirige ya tanto contra la sociedad humana sino contra la propia naturaleza del ser humano. El protagonista, horrorizado al conocer su auténtica esencia como hombre a través de los yahoo, se intenta identificar con los puros y sabios houyhnhnms:
No llevaba un año en aquel país cuando ya había cobrado un amor y reverencia tales hacia los habitantes, que adopté la firme resolución de no volver jamás a la especie humana, y pasar el resto de mi vida en la contemplación y ejercicio de toda virtud entre aquellos admirables houyhnhnms, con quienes estaría libre de ejemplo o instigación al vicio. Mas decretó la fortuna, eterna enemiga mía, que dicha tan grande no cayese en suerte. Sin embargo, ahora me da cierto alivio considerar que en lo que dije de mis paisanos atenué sus defectos cuando osé ante escrutador tan severo, y a cada punto le di un giro tan favorable como el asunto permitía. […] 

Cuando hube contestado a todas sus preguntas y su curiosidad parecía enteramente satisfecha, mandó a buscarme una mañana y, mandándome sentar (honor que nunca me había dispensado) a cierta distancia, dijo que había estado considerando seriamente todo lo que en mi historia versaba sobre mí mismo y mi país; que nos veía como una clase de animales a quienes había caído en suerte, por una casualidad que no podía imaginar, una pizca miserable de razón de la que no hacíamos otro uso que el de ayudarnos de ella para agravar nuestras corrupciones naturales y adquirir otras nuevas que la Naturaleza no nos había dado.


Este libro se puede consultar o descargar de manera gratuita desde la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

domingo, 5 de febrero de 2012

Shakespeare y el cine

Seguramente es Shakespeare el autor que mayor número de adaptaciones cinematográficas ha inspirado. Basadas en sus textos tenemos más  de 250 películas.  
La obra que más veces ha sido llevada a la pantalla es Hamlet, con 61 adaptaciones al cine y 21 series de televisión (entre 1907 y 2000). 


Entre las inspiradas en la biografía del autor destacan  Shakespeare in Love  (1998, dirigida por John Madden) y la reciente Anonymous (2011, dirigida por Roland Emmerich). En esta última se propone que fue el conde de Oxford el autor de los textos atribuidos a Shakespeare.



Respecto a las múltiples adaptaciones de Hamlet, las más fieles al texto original son la de Laurence Olivier (1948) y la de Kenneth Branagh (1996) . De la primera, el corte de you tube recoge un diálogo de Hamlet y Ofelia; de la segunda, os he seleccionado el momento más conocido, el famoso monólogo que comentamos en clase .










Shakespeare

Leed en Wikipedia el atículo dedicado a Shakespeare (  http://es.wikipedia.org/wiki/William_Shakespeare )  y contestad a las siguientes cuestiones:
    
¿¡¡   ¿Qué estudios cursó?
¿Qué relación tiene con la compañía de Lord Chamberlain´s Men?
 ¿En qué contexto religioso vivió?
 ¿Con qué nombre se conoce el cuadro de Taylor que es aceptado como el retrato que más se aproxima a los rasgos de este autor?
 ¿Cuál es la razón fundamental por la que se ha cuestionado la autoría de las obras de Shakespeare? ¿Qué nombres se barajan como autores de sus obras?
 ¿Qué es el Firs Folio?
  En las tragedias, ¿en qué sentido han destacado algunos críticos sus rasgos aristotélicos?
 ¿Cuáles son los aspectos más destacados por la crítica sobre este autor? (juicios críticos)

    jueves, 2 de febrero de 2012

    Aprovecha el día (De nuevo, el Carpe diem)

    Si en los poemas de la entrada anterior veíamos, fundamentalmente, distintas versiones del "carpe diem", el texto que tenéis a continuación, atribuido falsamente a Walt Whitman y que ha ido circulando desde hace tiempo por la red, nos presenta una expresión más actual del mismo tópico. Está formado por frases sueltas pertenecientes , en su mayoría, a la película “El club de los poetas muertos”. El enlace siguiente os permitirá ver un trocito de esta película (y, cuando podáis, animaros a verla entera. Os gustará)            http://www.youtube.com/watch?v=nC7KdxAYdU4

    Aprovecha el día.
    No dejes que termine sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz,
    sin haber alimentado tus sueños.
    No te dejes vencer por el desaliento. No permitas que nadie te quite el derecho de expresarte, 
    que es casi un deber.
    No abandones tus ansias de hacer de tu vida algo extraordinario…
    No dejes de creer que las palabras y la poesía, sí pueden cambiar al mundo;
     porque, pase lo que pase, nuestra esencia está intacta.
    Somos seres humanos llenos de pasión, la vida es desierto y es oasis.
    Nos derriba, nos lastima, nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia.
    Aunque el viento sople en contra, la poderosa obra continúa. Y tú
    puedes aportar una estrofa…
    No dejes nunca de soñar, porque sólo en sueños puede ser libre el hombre.
    No caigas en el peor de los errores: el silencio.
     La mayoría vive en un silencio espantoso. No te resignes, huye…
    “Yo emito mi alarido por los tejados de este mundo”, dice el poeta;
    valora la belleza de las cosas simples, 
    se puede hacer poesía sobre las pequeñas cosas.
    No traiciones tus creencias, todos merecemos ser aceptados.
    No podemos remar en contra de nosotros mismos, eso transforma 
    la vida en un infierno.
    Disfruta del pánico que provoca tener la vida por delante.
    Vívela intensamente, sin mediocridades.
    Piensa que en ti está el futuro, y asume la tarea con orgullo y sin miedo.
    Aprende de quienes pueden enseñarte.
    Las experiencias de quienes se alimentaron de nuestros “Poetas Muertos”
     te ayudarán a caminar por la vida.
    La sociedad de hoy somos nosotros, los “Poetas Vivos”.
    No permitas que la vida te pase a ti, sin que tú la vivas…