Shakespeare no es sólo el más importante autor teatral del Barroco inglés, sino, sobre todo, uno de los grandes genios de la literatura universal. Con él, el género dramático alcanza la modernidad y recupera a la vez la hondura del teatro griego, perdido en la época medieval.
Sus obras nos han dejado, además, un nutrido grupo de personajes inolvidables.
El nacimiento del teatro moderno
Entre los siglos XVI y XVII el teatro adquiere, con dramaturgos como Lope de Vega, Calderón de la Barca, Molière o el propio Shakespeare, sus características modernas. Ello fue posible gracias a la nueva valoración de la vida humana surgida con el Renacimiento.
La literatura antigua pretendía representar un mundo ideal, de modo que en el teatro griego los conflictos nacían del destino previsto por los dioses para los personajes. La literatura moderna, en cambio, aspira a reflejar la vida real, y los conflictos de los personajes teatrales tendrán mucho que ver con sus sentimientos, vicios y virtudes, así como con su propia historia y con el ambiente que los rodea.
Buen ejemplo de todo esto son las treinta y siete obras teatrales que se conservan de William Shakespeare, en las que se mezclan el verso y la prosa. En estas piezas, igual que en la vida, aparecen juntos lo sublime y lo realista, lo trágico y lo cómico, lo importante y lo intrascendente.
Su producción puede ser dividida en tres grupos:
• Dramas históricos.
• Comedias.
• Tragedias.
Dramas históricos
Su tema fundamental es la despiadada lucha por el poder. Los personajes históricos aparecen humanizados, lejos del habitual tono legendario y mítico. Por su ambientación, se distinguen dos tipos:
• Historia inglesa: diez piezas en las que se repasan casi tres siglos de la historia de Inglaterra, especialmente conflictivos por sus continuas guerras civiles. Destacan los siguientes títulos:
o Ricardo III: su malvado protagonista, el jorobado Gloucester, sirve al autor para reflexionar sobre el tema del mal.
o Enrique IV (dos partes): un personaje secundario, el vividor, glotón y cobarde Falstaff, se hizo tan popular que obligó a Shakespeare a hacerle reaparecer en la comedia Las alegres casadas de Windsor.
• Historia antigua: de ambientación grecolatina, son:
o Julio César: centrada en la figura de Bruto, que asesina a César para devolver la libertad a Roma, pero fracasa al ser víctima de la ambición de otros conjurados.
o Antonio y Cleopatra: el amor de los protagonistas, un general romano y una reina egipcia, opuesto a los intereses políticos de la época, les conduce a la muerte.
Comedias: realidad y fantasía
Las comedias de Shakespeare destacan por el virtuosismo técnico del enredo y por su indagación en los sentimientos. En muchas domina un ambiente italianizante y cortesano, como en Mucho ruido y pocas nueces, La fierecilla domada o Bien está lo que bien acaba. Las dos piezas más importantes de este grupo son:
• Sueño de una noche de verano: de carácter alegre y fantástico, narra varios enredos amorosos durante la noche de San Juan, en tres niveles distintos pero entrelazados: los pobres, los aristócratas y los seres mágicos del bosque. Es la obra más optimista del autor.
• El mercader de Venecia: pese a su final feliz, la melancolía del protagonista y el odio del judío Shylock, que arremete contra el antisemitismo en un famoso monólogo, dan a esta pieza un fondo amargo.
Las grandes tragedias
Obras de madurez casi todas, son la cumbre del teatro de Shakespeare. A través de sus protagonistas, símbolos de las distintas pasiones del hombre, el dramaturgo traza un profundo retrato de la complejidad del alma humana y de las grandes dificultades de la vida.
• Romeo y Julieta: la enemistad entre sus respectivas familias y la fatalidad se alían para impedir la unión entre los jovencísimos protagonistas, prototipos de amantes apasionados.
• Hamlet: príncipe de Dinamarca, al protagonista se le aparece el fantasma de su padre asesinado exigiendo venganza. Las dudas y la indecisión, expresadas en famosos monólogos, torturan al joven, pues entre los culpables están su madre y el padre de su amada. Al final, a costa de su propia vida, consumará el sangriento castigo.
• Otelo: el malvado Yago, fomenta los celos de Otelo, quien llegará a estrangular a su amada mujer, la inocente Desdémona.
• Macbeth: la ambición de poder, alentada por su esposa, lleva al noble escocés Macbeth al crimen. Conseguirá la corona, pero ambos sufrirán terribles remordimientos antes de su trágico final.
• El rey Lear: el anciano protagonista, tras intentar medir el amor de sus hijas, destierra a la única que le quiere de verdad, engañado por la hipocresía de las otras dos. Acabará destronado, abandonado por todos y medio loco.
(hiru.com)
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