Tema III 2.
EL TEATRO CLÁSICO FRANCÉS
INTRODUCCIÓN:
Antes de abordar el tema específico del Teatro
clásico francés e inglés, conviene tener en cuenta la situación de este
género en los siglos previos.
LA SITUACIÓN DEL TEATRO EUROPEO EN LA EDAD
MEDIA.
Tras la caída del
Imperio Romano de Occidente, durante el largo período medieval, se produjo un
olvido general del teatro clásico. Pero esto no quiere decir que el teatro
desapareciera totalmente, ya que sobrevivió el espectáculo teatral o parateatro
(bufones, acróbatas y juglares) que se manifestaron bajo formas teatrales
ligadas a las fiestas religiosas: Carnavales, y Danza de la Muerte
Hacia el s.XII el arte
teatral renace en el interior de las iglesias, en las representaciones que
conmemoraban las fiestas cristianas: Navidad y Pascua. Poco después, sale al
atrio de las iglesias y más tarde, a la calle y a las plazas.
Tenemos ejemplos en
diversos países: EN FRANCIA- los miracles (historia de un pecador
salvado milagrosamente por la Virgen). Miracle de Theophile ( S.XIII) / s. XIV-
los misterios y moralidades ( de intención didáctica y religiosa) y EN
ESPAÑA-los autos sacramentales y las representaciones teatrales
religiosas de Navidad y Pascua.
A partir del s. XIV,
por iniciativa de humanistas italianos, resurge el teatro clásico, en latín y
después en lenguas romances, escrito para ser leído: la comedia humanística (antecedente
de la Celestina) y en las cortes europeas del s. XV nace un teatro cortesano
como espectáculo, de temática profana y de inspiración clásica.
EL TEATRO EUROPEO DE LOS SIGLOS XVI Y XVII
Vamos a encontrar un
desarrollo paralelo en los países europeos: de las formas dramáticas
medievales, religiosas o profanas, se pasa, de una parte a manifestaciones de
teatro popular (farsas, enredos novelescos o improvisaciones) y de otra, a
formas de teatro culto.
En Inglaterra y España- el teatro popular es dignificado por Lope y
Shakespeare, triunfando sobre el teatro culto, cortesano.
En Francia- no surge una figura propia y será el teatro cortesano y de moldes
clásicos el que triunfe a partir de 1630.
En Italia-. Se cultiva una género de gran repercusión en otros países: la comedia
de enredo (mezcla de la comedia de Plauto y Terencio junto con la
influencia de los novelistas en la línea de Boccaccio). Este tipo de comedia
proporcionó argumentos, situaciones y tipos al teatro inglés y español. Pero la
gran aportación italiana al teatro es la commedia dell’ Arte, de gran
influencia sobre Moliere, entre otros.
Sus características son
las siguientes:
Es un teatro popular
Sin texto previo ni fijo. Sobre un breve guión los actores improvisan.
Tiene una serie limitada de personajes, que son tipos (Arlequín, el criado
ingenioso/Spavento, el soldado fanfarrón y los enamorados)
Se concede una gran importancia a la expresión corporal de los actores.
EL
TEATRO CLÁSICO FRANCÉS
Desde
finales del S. XVI y durante las primeras décadas del S. XVII se desarrolló en
Francia un teatro barroco, similar al de España, caracterizado por la
transgresión de las reglas: ruptura de las unidades de tiempo, acción y lugar;
mezcla de lo cómico y lo trágico, etc.
Pero
hacia 1630 se dio en Francia una fuerte reacción contra el Barroco, y fue en el
teatro donde se mostró con mayor virulencia. El cambio de orientación en la
escena francesa vino dado por la insistencia con que los preceptistas
vindicaban una vuelta a las normas
aristotélicas, volviendo los ojos a los modelos clásicos. Por otro lado,
a partir de Descartes, cuyo Discurso del método es de 1637, fue ganando terreno
la importancia de la razón como instrumento para interpretar el mundo. Se
impuso así el gusto por lo comedido, lo equilibrado, lo claro. Supuso el
triunfo del teatro clásico.
Se
considera esta etapa de Clasicismo como la época dorada del teatro francés, ya
que en ella se encuentran tres de sus más grandes dramaturgos: Pierre Corneille, Jean Racine y, tal
vez por encima de todos, Moliere. Este giro hacia el Clasicismo fue bien
acogido por el poder, que veía en este teatro alejado de los excesos un mayor
refinamiento aristocrático. Con este espíritu clasicista se impusieron en el
teatro francés estos rasgos esenciales:
a)
Clara separación entre tragedia y comedia. La primera siempre se escribía en
verso; la comedia podía estar escrita en verso o en prosa.
b)
Distribución de los personajes según los géneros: los nobles o graves
eran exclusivos de la tragedia; y los burgueses y los plebeyos, de la comedia.
c)
Imposición de las tres unidades: de tiempo, de lugar y de acción.
d)
División de la obra en cinco actos
e) Exclusión de todo tipo de excesos (escenas de sangre, aparato escénico
complicado, etc.), considerados de mal gusto.
Pierre Corneille
Corneille
(1606-1684) tuvo sus primeros éxitos con un teatro que no contemplaba los
preceptos clásicos, hasta que en 1636 se representó su obra El Cid (sobre el famoso héroe de la épica medieval castellana). La obra
obtuvo un gran éxito, pero también suscitó una enconada polémica, ya que los
preceptistas le reprocharon que no se ajustara a las normas clásicas, en un
momento en que el Clasicismo se imponía con fuerza. El dramaturgo aceptó las
críticas y en sus siguientes obras acató los preceptos que se le demandaban.
Entre estas obras se encuentran sus mejores tragedias: Horacio (1640), Cinna
(1641) y Poliuto (1642).
Recibió
importantes reconocimientos, pero hacia mitad de siglo su fuerza creadora se
fue debilitando y, aunque aún escribió numerosas obras, no volvió a obtener el
éxito conseguido con las anteriores.
Aparte
del gran valor dramático de muchas de sus obras, a Corneille se le reconoce el
mérito de haber diseñado el modelo de la tragedia francesa, que posteriormente
desarrolló y mejoró Jean Racine, más joven que él.
Jean Racine
La
educación jansenista de Jean Racine (1639-1699), de una acentuada severidad
moral, lo marcó profundamente en su concepción de la tragedia, impregnada
siempre de un grave pesimismo. Sus personajes viven siempre insalvables dramas
interiores provocados por pasiones irrefrenables. De este modo, el amor aparece
en sus tragedias como un sentimiento destructivo marcado por la imposibilidad y
la fatalidad. El estilo de las tragedias racinianas es elevado, sobrio y
elegante, y están estructuradas con un rigor absoluto; todos los elementos
dramáticos están estrictamente al servicio de la acción, la cual plantea una
única crisis conducida con mano segura hacia un inexorable y fatal desenlace.
Aunque
su producción literaria es abundante, la creación de las más grandes tragedias
de Racine se concentra en unos pocos años: Andrómaca (1667), Británico (1669),
Berenice (1670), Bayaceto (1672), Mitrídates (1673), lfigenia (1674) Y la que
se considera su obra maestra, Fedra (1677).
Moliere
Jean Baptiste Poquelin Moliere está
considerado como el más grande comediógrafo francés. Empezó escribiendo
divertidas farsas en las que ya se entreveían las comedias que acabaron por consagrarlo.
De
formación clásica, recibe una fuerte influencia de la commedia dell’ arte italiana.
Actor, autor y empresario, hombre de teatro, sufrió la mala reputación de los actores,
aunque contó con el apoyo real.
Características:
Su mayor aportación es la farsa
y la comedia de enredo. En ellas pretende enseñar a los hombres cómo son sin
dejar nunca de divertirlos.
Destacan sus comedias de
caracteres, de profunda crítica social- defiende la razón y el sentido común.
Busca la verosimilitud, la
naturalidad y la penetración psicológica. Destacan ciertos personajes que
aparecen en varias obras, como Sganarel y Scapin y los criados, figuras cómicas
y sabias.
Respeta las unidades.
Sus obras están escritas en
prosa o en verso (pareados alejandrinos)
Variedad de registros, adecuados
a los personajes y uso de juegos de palabras
Temática:
Casi
todos los de la comedia moderna y de costumbres: la familia, la educación, la
situación de la mujer en la sociedad, el arribismo y el esnobismo burgueses, la
falsedad y la hipocresía y la capacidad de autoengaño humano.
Clasificación de sus obras:
a.
Farsas : El médico a palos, El enfermo imaginario, Las preciosas ridículas
b.
Comedias :
Comedias
de costumbres : Las escuela de mujeres (crítica de la educación social
de la mujer y de los matrimonios impuestos); Las mujeres sabias
Comedias de caracteres: Don Juan, El misántropo, El avaro, Tartufo.
De
la treintena de comedias que le debemos a Moliere destacan especialmente
algunas de las que escribió en la década de los sesenta. En todas ellas recrea
vicios y defectos encarnados en personajes que han pasado a ser prototipos
universales. De esta etapa, reseñamos a continuación las más valoradas.
Tartufo, escrita en verso, es una sátira contra la
hipocresía religiosa. El protagonista que da título a la obra es un farsante
que, fingiendo ser un colmo de bondades con la finalidad de lucrarse, se gana
la confianza y el favor de Orgón, un necio beato y rico que lo acoge en su casa
y pretende integrarlo en la familia casándolo con su propia hija.
La
obra tuvo una primera versión en tres actos en 1664, pero el escándalo que
causó en algunos sectores eclesiásticos provocó su prohibición. Tras recurrir
esta ante el rey, Moliere presentó otra versión en 1667, que volvió a ser
prohibida a instancias de las autoridades eclesiásticas. Finalmente, en 1669 se
representó una nueva y definitiva versión en cinco actos, auspiciada y
protegida por el propio rey Luis XIV, la cual consiguió un éxito sin
precedentes.
Don
Juan o el festín de piedra (1665) es una recreación del personaje libertino que había llevado a los
escenarios por primera vez el español Tirso de Molina con El burlador de
Sevilla. Moliere dota a este personaje de unos rasgos propios del ambiente
cortesano francés, pero mantiene en él la absoluta falta de escrúpulos y el
descreimiento de quien está por encima de cualquier ley o convención moral.
El
misántropo (1666) es una
crítica al mundo superficial y frívolo de la “buena sociedad» parisina.
Alcestes, el protagonista, es un hombre cuyos principios le impiden adaptarse a
estos ambientes mundanos. Incapaz de renunciar a su integridad, lleva ésta a
unos extremos ridículos que provocan la burla de los demás personajes.
El
enfermo imaginario (1673)
fue su última obra y, por una curiosa ironía, el autor, que estaba realmente
enfermo, sufrió un ataque de consecuencias fatales cuando interpretaba el papel
principal. Este es un burgués que, aquejado de una extremada hipocondría,
despilfarra su fortuna pagando los servicios de médicos y boticarios rutinarios
y de conocimientos obsoletos, a quienes el autor niega los conocimientos
necesarios para curar enfermedades.
De
este modo, la obra deviene una divertida y feroz crítica a la falsedad,
centrada en este caso en el ejercicio de la profesión médica. Paralelamente a
este tema principal, la obra censura también los matrimonios de conveniencia.
Por una parte, la esposa del propio enfermo finge
un
amor inexistente a la espera de que el marido fallezca para heredar sus
posesiones. Por otra, la hija del protagonista es forzada por su padre a
contraer un matrimonio descabellado con un joven médico, necio y engolado,
mientras ella está enamorada de otro joven. Vemos así un tercer tema que es
igualmente objeto de la afinada crítica del autor: el abuso de la autoridad
paterna.
muy útil gracias
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