miércoles, 14 de abril de 2010

El romanticismo

El Romanticismo es un movimiento cultural y político originado en Alemania y en el Reino Unido a finales del siglo XVIII como una reacción revolucionaria contra el racionalismo de la Ilustración y el Clasicismo, confiriendo prioridad a los sentimientos. Su característica fundamental es la ruptura con la tradición clasicista basada en un conjunto de reglas estereotipadas. La libertad auténtica es su búsqueda constante, por eso es que su rasgo revolucionario es incuestionable. Debido a que el romanticismo es una manera de sentir y concebir la naturaleza, la vida y al hombre mismo es que se presenta de manera distinta y particular en cada país donde se desarrolla; incluso dentro de una misma nación se desarrollan distintas tendencias proyectándose también en todas las artes.

Nace como reacción contra el neoclasicismo y los principios de la ilustración (contra la fuerte imposición del racionalismo) y supone una exaltación de la libertad y la exaltación de lo que suponen una evasión y un romper con las imposiciones.

El Romanticismo supuso el fin del orden clásico, sobre todo en la cuestión perspectivista. Acabó con la Monarquía absoluta, con la razón y la regla.

Creó una nueva escala de valores donde predominaba el “yo” en detrimento de la realidad exterior. Se produjo una supremacía de lo popular, lo que implicaba un rechazo del Neoclasicismo. Se encuentra un fuerte componente nacionalista en contra de las aptitudes universalizantes de los ilustrados. Por otro lado, la mayoría de los autores románticos reivindicaron el Cristianismo frente al paganismo grecolatino.

Se desarrolló fundamentalmente en la primera mitad del siglo XIX, extendiéndose desde Inglaterra a Alemania hasta llegar a países como Francia, Italia, Argentina, España, México, etc. Su vertiente literaria se fragmentaría posteriormente en diversas corrientes, como el Parnasianismo, el Simbolismo, el Decadentismo o el Prerrafaelismo, reunidas en la denominación general de Posromanticismo, una derivación del cual fue el llamado Modernismo hispanoamericano. Tuvo fundamentales aportes en los campos de la literatura, el arte y la música. Posteriormente, una de las corrientes vanguardistas del siglo XX, el Surrealismo, llevó al extremo los postulados románticos de la exaltación del yo.

El Romanticismo es una reacción contra el espíritu racional y crítico de la Ilustración y el Clasicismo, y favorecía, ante todo:
  • La conciencia del Yo como entidad autónoma y fantástica.
  • La primacía del Genio creador de un Universo propio.
  • La supremacía del sentimiento frente a la razón neoclásica.
  • La fuerte tendencia nacionalista.
  • La del liberalismo frente al despotismo ilustrado.
  • La de la originalidad frente a la tradición clasicista.
  • La de la creatividad frente a la imitación neoclásica.
  • La de la obra imperfecta, inacabada y abierta frente a la obra perfecta, concluida y cerrada.

Es propio de este movimiento un gran aprecio de lo personal, un subjetivismo e individualismo absoluto, un culto al yo fundamental y al carácter nacional frente a la universalidad y sociabilidad de la Ilustración en el siglo XVIII; en ese sentido los héroes románticos son, con frecuencia, prototipos de rebeldía (Don Juan, el pirata, Prometeo) y los autores románticos quebrantan cualquier normativa o tradición cultural que ahogue su libertad, como por ejemplo las tres unidades aristotélicas (acción, tiempo y lugar) y la de estilo (mezclando prosa y verso y utilizando polimetría en el teatro), o revolucionando la métrica y volviendo a rimas más libres y populares como la asonante.


Alba y Lorena

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