miércoles, 27 de enero de 2010

La poesía trovadoresca



La poesía trovadoresca o provenzal

Se conoce como poesía trovadoresca a aquella que fue cultivada por los trovadores entre los siglos XII y XIII. Es expresión del código de valores del "amor cortés".


A comienzos del siglo XII aparece en el sur de Francia la primera escuela de lírica culta en una lengua vulgar: el provenzal ( o langue d'oc) . Su uso se extiende mas allá de las fronteras de Provenza y su enorme influjo provoca imitaciones en otras lenguas europeas, sobre todo en francés, catalán, gallego-portugués (cantigas) o alemán (minnesang).
Estas nuevas composiciones presentan varias novedades importantes. Ya no son anónimas, sino obra de autores conocidos, llamados trovadores. Éstos las componen y las difunden acompañadas de música. Son una especie de juglares, pero cultos (aunque no clérigos) y mucho más respetados. Habrá entre ellos desde nobles hasta plebeyos. Destacan las figuras de Guillermo de Aquitania u Arnaut Daniel, a quien posteriormente Dante llamaría “il miglior fabbro” (el mejor artesano) del habla vulgar .

El arte de "trovar" (trovar significa "encontrar", "hallar") sólo podía adquirirse mediante el estudio. El poema trovadoresco era ante todo una canción para ser acompanada con el violin o con el arpa. Según el grado de dificultad de las composiciones se habla de:
a) trovar leu: sencillo o comprensible.
b) trovar clus: más oscuro y complejo

Según el tema, también se distinguían diversos subgéneros:
Cansó: poesía amorosa de refinada expresión literaria.
Sirventés: poema satírico, de ataque personal o crítica moral.
Pastorela: encuentro de un caballero con una bella pastora.
Planto: lamento fúnebre.
Tensó : debate entre dos poetas en torno a un tema común.

El público de los trovadores era, fundamentalmente, una aristocracia cada vez menos guerrera y más refinada. A ella va dirigida esta nueva concepción amorosa: el amor cortés .
Como se ha apuntado, se trata de una adaptación del feudalismo a la relación amorosa. El señor es la dama, noble y casada, a la que el poeta, obediente vasallo enteramente a su servicio, ama apasionadamente en secreto. Este amor imposible hace sufrir al enamorado, pero también lo perfecciona.

En la relación amorosa del trovador con la enamorada inspiradora de sus poemas existen diferentes grados o escalas:
a) “fenhedor": el enamorado de la belleza de su dama no se atreve a manifestar sus senti mientos.
b)''preqador'': le ha expresado a la dama su amor.
c)"entendedor": la dama le acoge con buen cara y le da buenas señales.
d) “drutz”: la dama "le acoge bajo sus mantas". Es el momento de la unión carnal, lo cual produce en el enamorado el joy, gozo físico, pero también de elevación espiritual; sólo accedía a él el amante que había depurado sus deseos.

El amor, desde la contemplación hasta la unión, es considerado como un proceso de purificación y espiritualización.
La Iglesia Católica, por su parte, condenó la ideología del amor cortés: la divinización de la mujer, el adulterio y la posibilidad del amor carnal vulneraban la doctrina ortodoxa de la iglesia.

A finales del siglo Xlll la poesía trovadoresca provenzal comienza a declinar, víctima de su propia perfección formal y de su monotonía temática. Al mismo tiempo, en Italia, la escuela poética florentina , con el dolce still novo, supera ese esquema al introducir ciertas variantes: un mayor análisis psicológico, una tendencia hacia la espiritualización de la relación amorosa y la configuración del tópico de la donna angelicata .Aunque se inspiren en mujeres concretas, como sucede en el caso de Dante con Beatrice, la mujer amada se presenta como reflejo de la bondad y la belleza divinas y no como un auténtico ser humano. Junto a Dante, destacan Guido Guinizelli (1235-1276) y Guido Cavalcanti (1250-1300).


Tras el dolce still novo, el proceso idealizador se detendrá. Petrarca y Ausias March volverán a situar la mujer amada en un plano más humano. Para ellos la relación amorosa sigue siendo un camino de perfección espiritual pero la mujer no es ya un ser casi divino sino simplemente un ser humano inalcanzable. En el s.XV, el francés François Villon desmitificará completamente la belleza femenina al ofrecerla expuesta a los agentes aniquiladores del tiempo y la muerte.

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