martes, 17 de mayo de 2011

Kafka. Estudios sobre la Metamorfosis

 Aquí tenéis el enlace a los apuntes referidos en clase sobre La metamorfosis

http://www.slideshare.net/elihernan/pdf-kafka


"El hueco que la obra genial ha producido a nuestro alrededor es un buen lugar para encender nuestra pequeña luz. De allí la inspiración que irradian los genios, la inspiración universal que no sólo nos impulsa a la imitación."
"La literatura es siempre una expedición a la verdad."

lunes, 16 de mayo de 2011

La novela estadounidense: la generación perdida

Gertrude Stein, por Picasso

Se conoce con el nombre de Generación perdida al grupo de escritores estadounidenses –Francis Scott Fitzgerald, Ernest Hemingway, John Dos Passos, John Steinbeck, y, aunque no con todos los rasgos que caracterizan a este grupo, también William Faulkner– que forjaron su carrera después de la I Guerra Mundial y en su obra reflejaron el clima de desconcierto y pesimismo de la posguerra y la Depresión. Frustrados por el vacío cultural de su país, la mayoría de ellos viajó en algún momento a Europa y se instaló en París, donde vivió intensamente los años veinte, la era del jazz y su ambiente artístico. En esta ciudad existían dos centros de reunión : la librería Shakespeare and Company y la casa de Gertrude Stein (donde podían verse junto a estos escritores norteamericanos, a Picasso, André Gide, Paul Valery…) El nombre de Generación Perdida le fue dado por Stein , que ejercía de mecenas y amiga de la mayoría de los miembros.


Esta generación de aparece durante la llamada «Época airada» o de los excesos, una época, sin duda, difícil económicamente para los Estados Unidos (quiebra de bancos, emergencia de grupos criminales que se dedicaban al tráfico de alcohol a causa de la Ley Seca, puritanismo, bolsas de pobreza…) Refugiados en Europa por la frustración ante el panorama cultural de su país, se entregaron unos a la vida disipada, otros al radicalismo político, otros a la aventura; pero todos coincidieron en su visión crítica de la guerra y de la opulenta sociedad norteamericana.
La crisis moral que vivieron estos autores se relaciona con la crisis literaria, lo que les llevó a buscar nuevas formas de expresión.




Francis Scott Fitzgerald (1896-1940) fue un escritor de éxito y pudo disfrutar de una vida adinerada, que describe críticamente en sus novelas. Aficionado a las fiestas elegantes, los hoteles de lujo y la bebida, acabó arruinado, despreciado por el público y hundido en el alcoholismo. Autor de estilo conciso y espléndido lenguaje, retrató el clima moral de su época en A este lado del paraíso y en su obra maestra, El gran Gatsby, novela en la que utilizó la propia experiencia para retratar a toda su generación marcada por la carencia de valores morales y deslumbrada por el éxito social y el dinero.



Las obras de Ernest Hemingway (1899-1961) tienen como tema principal la búsqueda de nuevos valores en el amor, la aventura, la acción, el peligro y otras emociones directas. Su estilo es sobrio, directo y algo descuidado, pero tiene fuerza expresiva y ha sido muy imitado por autores posteriores. Además de novelista, escribió crónicas periodísticas y excelentes cuentos. En 1954 obtuvo el premio Nobel.

En las novelas de Hemingway aparecen sus obsesiones y su inquieta vida: Adiós a las armas recrea su paso por la Primera Guerra Mundial, Fiesta se desarrolla en París.; su estancia en España y su atracción por el país y sus costumbres se refleja en Muerte en la tarde, de tema taurino, y en Por quién doblan las campanas, sobre la Guerra Civil española (canto al espíritu de sacrificio y la solidaridad). Su afición a la caza se refleja en Las nieves del Kilimanjaro. También es autor de El viejo y el mar, historia de pescadores en Cuba.



John Dos Passos (1896-1970) fue el más comprometido políticamente (se manifestó contra la pena de muerte y a favor de algunos anarquistas, de los mineros, de los obreros…) y el más innovador en técnicas narrativas. Su obra más importante es la novela vanguardista Manhattan Transfer, que recrea la ciudad de Nueva York a través de múltiples ciudadanos, lo que da como resultado una novela de protagonista colectivo. La técnica de esta novela ha sido muy utilizada en novelas posteriores. Dos Passos también es autor de la trilogía USA, en donde hace un retrato crítico y pesimista de su país.





John Steinbeck (1902-1968), autor de múltiples novelas, denuncia las injusticias que padecen los sectores más humildes del país, sobre todo los trabajadores del campo, que se vieron muy afectados por la depresión económica de los años treinta. Sus obras exponen la realidad cotidiana y pintan tipos sencillos e ingenuos en lucha contra el egoísmo y la corrupción. Su novela más famosa es Las uvas de la ira , narra con sencillez y crudeza el peregrinaje por todo el paísde ambientación rural y se localizan en las grandes extensiones de cultivo del centro y sur del país. También son famosas La perla, sobre un humilde pescador, y Al este del edén, drama rural que refleja a través de dos familias la ideología y los valores de la sociedad de la época. Recibió el premio Nobel en 1962.



William Faulkner (1897-1962) es la culminación del vanguardismo americano. Sus novelas, de difícil lectura, se ambientan en la imaginaria región de Yoknapatawpha, que simboliza el sur de Estados Unidos, y recogen las transformaciones sociales de esta zona del país.

Faulkner utiliza un lenguaje rico y complejo, así como todo tipo de técnicas modernas. Ya en sus primeras novelas, El ruido y la furia y Mientras agonizo, se alternan los monólogos interiores de varios personajes.

Otros libros reflejan la miseria y la brutalidad del ser humano con saltos temporales, puntos de vista múltiples, huecos en el relato, etc. Santuario narra el brutal secuestro de una joven, Luz de agosto se centra en el racismo, mientras que ¡Absalón, Absalón! analiza el pasado sureño. Faulkner recibió el premio Nobel en 1949.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Fragmentos de obras de los renovadores de la narrativa del s.XX:Faulkner


El ruido y la furia es la obra más paradigmática de Faulkner y la más “difícil” estructuralmente pero es la que mejor ayuda a entender su universo narrativo. 

Publicada en 1929, narra la decadencia y destrucción final de los Compson, una familia compuesta por un hermano suicida, una hermana desaparecida, un hermano idiota y otro solterón, violento, racista y avaricioso, todos  residentes en el sur de los Estados Unidos.


Los versos de “Macbeth” que la inspiran, "la vida no es más que una sombra... Una historia narrada por un necio, llena de ruido y furia, que nada significa.»  son como  una síntesis de esta novela, donde toda la gama de emociones y relaciones imaginables en la vida, como amor, envidia, odio, venganza, esperanza o furia están pintadas en trazos exactos y en una atmósfera perfecta…

Por primera vez, William Faulkner introduce el monólogo interior y revela los diferentes puntos de vista de sus personajes: Benjy, deficiente mental, castrado por sus propios parientes; Quentin, poseído por un amor incestuoso e incapaz de controlar los celos, y Jason, monstruo de maldad y sadismo.  El libro se cierra con un apéndice que descubrirá al lector los entresijos de esta saga familiar de Jefferson, Mississippi, conectándola con otros personajes de Yoknapatawpha, territorio creado por Faulkner como marco de muchas de sus novelas.

A continuación , el inicio de la obra: 

Seis de abril de 1928
Es lo que yo digo, que la que ha sido una zorra siempre será una zorra. Lo que yo digo, suerte tienes si lo  único que te preocupa es que no haga novillos. Lo que yo digo, que ésa debería estar ahí abajo en la cocina, en lugar de en su habitación, echándose pintura en la cara y esperando a que seis negros que ni siquiera pueden levantarse de una silla sin que un plato lleno de pan con carne los sostenga en pie le preparen el desayuno. Y Madre dice, «Pero que las autoridades de la escuela lleguen a pensar que yo no puedo controlarla, que no puedo...»
«Bueno», digo yo, «y no puedes, ¿no? Si nunca has intentado conseguir nada de ella», digo, «¿cómo quieres comenzar a estas alturas, cuando tiene diecisiete años?».
Permaneció un momento pensativa.
«Pero hacerles pensar que... Yo ni siquiera sabía que le habían dado una nota de aviso. El otoño pasado me dijo que ya no las usaban. Y que ahora me llame por teléfono el profesor Junkin y me diga que ha vuelto a faltar otra vez, que va a tener que irse de la escuela. ¿Cómo lo hace? ¿Dónde va? Tú te pasas el día en el pueblo, tendrías que verla si está siempre por la calle.»
«Sí», digo. «Si es que está siempre por la calle. Supongo que no se escapa de la escuela para hacer lo que se  puede hacer en público», digo. «¿Qué quieres decir?», dice.
«No quiero decir nada», digo. «Sólo he contestado a tu pregunta.» Entonces volvió a echarse a llorar...

martes, 10 de mayo de 2011

Fragmentos de obras de los renovadores de la narrativa del s.XX:El gran Gatsby F. Scott Fitzgerald


Francis Scott Fitzgerald (Minnesota, 1896-Holywood, 1940) fue uno de los integrantes de la llamada “Generación Perdida”: narradores norteamericanos nacidos a finales del siglo XIX que vivieron muy de cerca la Primera Guerra Mundial, su fin y la posterior desesperanza ante la destrucción masiva del hombre por el hombre. En el grupo se incluyen, además de a Fitzgerald, a Hemingway, a Dos Passos, a Steinbeck y , con matices, a Faulkner.


El gran Gatsby, (1925) es una de las obras más emblemáticas de dicha generación, junto con otras novelas como Manhattan Transfer(1925) de Dos Passos, El sonido y la furia (1929) de Faulkner y Adiós a las armas (1929) de Hemingway. En El gran Gatsby no vemos ese impulso de innovación que es el eje de los trabajos de Faulkner o Dos Passos. Estamos ante una novela formalmente sencilla que perdura sobre todo por su agudeza al cifrar en una anécdota simple las vicisitudes del fracaso humano.
El protagonista se hace llamar Jay Gatsby y persigue un solo sueño en la vida: recuperar al amor de su juventud, de quien se separó años atrás por ser un pobretón que nada podía ofrecerle a Daisy, una muchacha acostumbrada a vivir en la opulencia. Pese a ello, Gatsby no se resignó y se dio a la tarea de volverse rico, aun a costa de participar en negocios turbios. Cuando se reencuentra con su amada y parece que al fin va a concretar su anhelo, la vida se encarga de desmentir sus más queridas ilusiones.
La crítica social de El gran Gatsby es severa: el individuo soñador, persistente, que cambia incluso de nombre, que se crea una nueva identidad para abandonar su condición de marginal, formar parte del grupo y así acceder a su acariciado anhelo, es aplastado por una sociedad que, tras su boato, esconde su falta de seriedad, de compromiso y su incapacidad de sentir algo más que sus mezquinos y más inmediatos apetitos.



En mis años mozos y más vulnerables mi padre me dio un consejo que desde aquella época no ha dejado de darme vueltas en la cabeza. “Cuando sientas deseos de criticar a alguien” -fueron sus palabras- “recuerda que no todo el mundo ha tenido las mismas oportunidades que tú tuviste.” 

No dijo nada más, pero como siempre nos hemos comunicado excepcionalmente bien, a pesar de ser muy reservados, comprendí que quería decir mucho más que eso. En consecuencia, soy una persona dada a reservarme todo juicio, hábito que me ha facilitado el conocimiento de gran número de personas singulares, pero que también me ha hecho víctima de más de un latoso inveterado. La mente anormal es rápida en detectar esta cualidad y apegarse a las personas normales que la poseen. Por haber sido partícipe de las penas secretas de aventureros desconocidos, en la universidad fui acusado injustamente de ser político. No busqué la mayor parte de estas confidencias; a menudo fingía tener sueño o estar reocupado; o cuando gracias a algún signo inconfundible me daba cuenta de que se avecinaba por el horizonte la revelación de alguna confidencia, mostraba una indiferencia hostil. Y es que las revelaciones íntimas de los jóvenes, o al menos la manera como las formulan, son por regla general plagios o están deformadas por supresiones obvias. Reservarse el juicio es asunto de esperanza ilimite. Todavía hoy temo un poco perderme de algo si olvido que como lo insinuó mi padre en forma por demás pretencioso, y yo de la misma manera lo repito-, el sentido fundamental de la buena educación es inequitativamente repartido al nacer.



Fragmentos de obras de los renovadores de la narrativa del s.XX: Proust


Os he seleccionado de En busca del tiempo perdido un fragmento clásico, que se ha convertido en una especie de tópico: el de “la magdalena de Proust”.

 En este pasaje el hecho de mojar una magdalena en una infusión suscita la descripción de otro tiempo y otro mundo, el de su niñez. Este gesto tan pequeño nos muestra que detalles nimios pueden encerrar una gran belleza y que la evocación y su mágico poder abre todo un mundo de posibilidades narrativas.
Marcel Proust fue pionero en una nueva forma de escribir, tal vez algo barroca, pero exquisita, aunque los complejos mecanismos internos de esta novela la convierten en un libro difícil, arduo, (y no sólo por su extensión, más de 3000 páginas o sus demoradas descripciones ). La obra es algo más que una novela; es una experiencia vital aunque su disfrute esté tan sólo al alcance de lectores avezados.


Me llevé a los labios una cucharada de té en el que había echado un trozo de magdalena. Pero en el mismo instante en que aquel trago, con las migas del bollo, tocó mi paladar, me estremecí, fija mi atención en algo extraordinario que ocurría en mi interior. Un placer delicioso me invadió, me aisló, sin noción de lo que lo causaba…”

« […] En cuanto reconocí el sabor del pedazo de magdalena mojado en tila que mi tía me daba (aunque todavía no había descubierto y tardaría mucho en averiguar el por qué ese recuerdo me daba tanta dicha), la vieja casa gris con fachada a la calle, donde estaba su cuarto, vino como una decoración de teatro a ajustarse al pabelloncito del jardín que detrás de la fábrica principal se había construido para mis padres, y en donde estaba ese truncado lienzo de casa que yo únicamente recordaba hasta entonces; y con la casa vino el pueblo, desde la hora matinal hasta la vespertina y en todo tiempo, la plaza, adonde me mandaban antes de almorzar, y las calles por donde iba a hacer recados, y los caminos que seguíamos cuando hacía buen tiempo. Y como ese entretenimiento de los japoneses que meten en un cacharro de porcelana pedacitos de papel, al parecer, informes, que en cuanto se mojan empiezan a estirarse, a tomar forma, a colorearse y a distinguirse, convirtiéndose en flores, en casas, en personajes consistentes y cognoscibles, así ahora todas las flores de nuestro jardín y las del parque del señor Swann y las ninfeas del Vivonne y las buenas gentes del pueblo y sus viviendas chiquitas y la iglesia y Combray entero y sus alrededores, todo eso, pueblo y jardines, que va tomando forma y consistencia, sale de mi taza de té…»

viernes, 6 de mayo de 2011

Repasar aprendiendo


Si queréis comprobar por vosotros mismos qué sabéis sobre algunos aspectos puntuales de los distintos movimientos, obras y autores estudiados, pinchad en el siguiente enlace y jugad al "trivial"

http://www.testeando.es/asignatura.asp?idC=12&idA=31