jueves, 15 de noviembre de 2012

A propósito de Oh Capitán, de Walt Whitman

A propósito de ¡Oh, Capitán!, el poema que hemos citado esta mañana y dedicado a Roberto - el único  que conocía alguno de sus versos a través de El club de los poetas muertos, aquí tenéis el poema completo, primero en una de sus traducciones al castellano y, luego, en versión original.


Walt Whitman (1819-1892) escribió este canto fúnebre por la muerte de Abraham Lincoln en 1865. Publicado en la prensa del sábado de Nueva York, obtuvo un éxito inmediato. En la década de 1880, cuando Whitman daba conferencias y lecturas públicas, se le pidió que recitara el poema tantas veces que llegó a afirmar: “Casi lamento haberlo escrito”, aunque había “ciertas razones emocionales inmediatas para hacerlo”. “
Aunque Whitman es reconocido como el más innovador de los poetas americanos, este poema es un raro ejemplo de su uso de la rima, con versos de ritmo regular, que sirve para crear un efecto sombrío aunque exaltado. Whitman había tenido una visión de Lincoln como un capitán de arcángeles, y al parecer soñado la noche antes del asesinato con un buque que llegaba a puerto a toda vela.
Sin descanso creativo, Whitman hizo múltiples revisiones de “¡Oh Capitán! Mi Capitán!”, incluso décadas después de su creación. (Del blog colaborativo LITERATURA UNIVERSAL PAU)

Oh Capitán, mi capitán!!

Oh Capitán, mi Capitán:
nuestro azaroso viaje ha terminado.
Al fin venció la nave y el premio fue ganado.
Ya el puerto se halla próximo,
ya se oye la campana
y ver se puede el pueblo que entre vítores,
con la mirada sigue la nao soberana.

Mas ¿no ves, corazón, oh corazón,
cómo los hilos rojos van rodando
sobre el puente en el cual mi Capitán
permanece extendido, helado y muerto?

Oh Capitán, mi Capitán:
levántate aguerrido y escucha cual te llaman
tropeles de campanas.
Por ti se izan banderas y los clarines claman.
Son para ti los ramos, las coronas, las cintas.

Por ti la multitud se arremolina,
por ti llora, por ti su alma llamea
y la mirada ansiosa, con verte, se recrea.

Oh Capitán, ¡mi Padre amado!
Voy mi brazo a poner sobre tu cuello.
Es sólo una ilusión que en este puente
te encuentres extendido, helado y muerto.

Mi padre no responde.
Sus labios no se mueven.
Está pálido, pálido. Casi sin pulso, inerte.
No puede ya animarle mi ansioso brazo fuerte.
Anclada está la nave: su ruta ha concluido.
Feliz entra en el puerto de vuelta de su viaje.
La nave ya ha vencido la furia del oleaje.
Oh playas, alegraos; sonad, claras campanas
en tanto que camino con paso triste, incierto,
por el puente do está mi Capitán
para siempre extendido, helado y muerto.


O Captain! my Captain! our fearful trip is done,

The ship has weather’d every rack, the prize we sought is won,

The port is near, the bells I hear, the people all exulting,

While follow eyes the steady keel, the vessel grim and daring;

                         But O heart! heart! heart!
                            O the bleeding drops of red,
                               Where on the deck my Captain lies,
                                  Fallen cold and dead.


O Captain! my Captain! rise up and hear the bells;
Rise up—for you the flag is flung—for you the bugle trills,
For you bouquets and ribbon’d wreaths—for you the shores a-crowding,
For you they call, the swaying mass, their eager faces turning;
                         Here Captain! dear father!
                            The arm beneath your head!
                               It is some dream that on the deck,
                                 You’ve fallen cold and dead.


My Captain does not answer, his lips are pale and still,
My father does not feel my arm, he has no pulse nor will,
The ship is anchor’d safe and sound, its voyage closed and done,
From fearful trip the victor ship comes in with object won;
                         Exult O shores, and ring O bells!
                            But I with mournful tread,
                               Walk the deck my Captain lies,
                                  Fallen cold and dead.

Y, a continuación dos vídeos. El primero podéis aprovecharlo para , además de disfrutar del poema original, reforzar vuestro inglés. El segundo corresponde a uno de los momentos más emotivos de la película citada.

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Poemas para nuestra antología sobre el Carpe diem


Como os comentaba esta mañana, quizá el tópico latino más conocido y que más veces ha sido reformulado en distintas épocas sea el del carpe diem. Desde su formulación por Horacio en sus conocidos versos (Dum loquimur, fugerit inuida //aetas: carpe diem, quam minimum credula postero, es decir, Mientras hablamos, huye el tiempo envidioso. Vive el día de hoy. Captúralo. No fíes del incierto mañana) hasta la constatación de su pervivencia en numerosos textos de distintos poetas o grupos musicales actuales, la invitación a aprovechar y disfrutar del momento la encontramos repetidamente y en diversos contextos: en nuestras lecturas, en formatos publicitarios, en secuencias cinematográficas, en conversaciones cotidianas…
Como lo que pretendemos en clase es elaborar una antología de poemas sobre ese tópico,  aquí tenéis ya tres textos que vamos a destacar por diferentes motivos.
El primero es obligado, el texto de Horacio que leímos en clase correspondiente a sus Odas.
El segundo, el conocido poema Walt Whitman ( cuya divulgación se debe principalmente a la película El club de los poetas muertos).
Del tercero también hemos hablado en clase a propósito de las atribuciones falsas que se propagan rápidamente por la red:  se trata del texto titulado  “Instantes” o “Momentos”- depende de las versiones- atribuido erróneamente al escritor argentino Jorge Luis Borges, y que viene circulando masivamente (con variantes) a través de compilaciones poco contrastadas o de láminas o powerpoints en cadenas de correo electrónico. Lo curiosos sobre este texto es que su primera versión conocida fue publicada en octubre de 1953 por la conocida revista  Reader's Digest; aquí apareció con el título "If I had My Life to Live over", estaba escrito en prosa y firmado por el estadounidense Don Herold.( No lo cito aquí por su calidad, bastante cuestionable, sino por lo amplio de su divulgación en internet)

No pretendas saber, pues no está permitido,
el fin que a mí y a ti, Leucónoe,
nos tienen asignados los dioses,
ni consultes los números Babilónicos.
Mejor será aceptar lo que venga,
ya sean muchos los inviernos que Júpiter
te conceda, o sea éste el último,
el que ahora hace que el mar Tirreno
rompa contra los opuestos cantiles.
No seas loca, filtra tus vinos
y adapta al breve espacio de tu vida
una esperanza larga.
Mientras hablamos, huye el tiempo envidioso.
Vive el día de hoy. Captúralo.
No fíes del incierto mañana.
………………………..
Carpe Diem! Aprovecha el día,
no dejes que termine sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber alimentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones tus ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar al mundo.
Porque pase lo que pase, nuestra esencia está intacta.
Somos seres humanos llenos de pasión.
La vida es desierto y es oasis.
Nos derriba, nos lastima, nos enseña,
nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia.
Aunque el viento sopla en contra, la poderosa obra continúa,
tú puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar, porque sólo en sueños
puede ser libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores, el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes. Huye.
«Emito mi alarido por los techos de este mundo»
dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples,
se puede hacer poesía bella sobre las pequeñas cosas.
No traiciones tus creencias.
Todos necesitamos aceptación.
Pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta el pánico que provoca tener la vida por delante.
Vívela intensamente, sin mediocridades.
Piensa que en ti está el futuro y encara la tarea
con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes pueden enseñarte.
Las experiencias de quienes nos precedieron,
de nuestros «poetas muertos»,
te ayudarán a caminar por la vida.
La sociedad de hoy somos nosotros,
«los poetas vivos»,
no permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas.
Walt Whitman
.............

INSTANTES
Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría
de tener solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante.
Pero ya ven, tengo 85 años...
y sé que me estoy muriendo.